lunes, junio 25

Las claves del amor

Cada quien maneja un sistema para medir el avance de la relación amorosa: confesar terribles traumas infantiles, presentarle a la pareja los padres de uno, o fugarse juntos un fin de semana, son pasos que anuncian si el romance evoluciona. Pero existe un método muy superior, tan exacto como la matemática pura: la entrega y memorización recíprocas de las claves y números personales. Confiar -o no- cifras cruciales revela si la cosa camina, o no va a ninguna parte:

FASE 1: Número telefónico
Paso inaugural que define si hay o no hay vida. Revela atractivo incipiente o, al menos, curiosidad en torno a lo que depara el desconocido/a. Ofrecer el número telefónico de la oficina –sin importar un carrizo que el jefe nos pille recibiendo llamadas personales- es un importante avance dentro de este primer estadio.

FASE 2: Fecha de cumpleaños
El asunto comienza a tomar cuerpo, aun más si la inquietud por el natalicio (el año se dice en la Fase 4) lo sigue el deseo por conocer nuestro número de calzado o color de ropa favorito. Y si encima hay un interés por la fecha de cumpleaños de tu madre, ya puedes mandarte a tatuar el nombre del otro o la otra en el antebrazo izquierdo o una nalga. Pero si llevas varias salidas y el o la amante potencial no manifiesta ninguna preocupación por conocer el día en que te echaron al mundo, despídete ya de tanta negligencia y tacañería.

FASE 3: Número de la Cédula de Identidad
Matrimonio en puerta. El que tu pareja recuerde este detalle traduce mesura y compromiso. Pero ¡pilas¡ que si él o ella se caletrea hasta el número de tu licencia de conducir o seguro social (datos que ni siquiera uno llega a aprenderse) podrías estar ante la presencia de un amor obsesivo con rasgos esquizoides.

FASE 4: Número de cuenta bancaria
Sí, la confianza da asco: ya existe la familiaridad suficiente como para insinuarle que nos deposite un repele cuando la quincena no alcanza; o, en el caso de ellas, enviar a su compañero al supermercado por toallas sanitarias. Pero no se lance de bruces, que a esta fase la separa de la siguiente una tenue y peligrosa frontera:

FASE 5: Clave del cajero automático
Traduce un grado de intimidad superior a ensayar la más depravada de las posturas sexuales. Durante esta fase sabremos si esa persona nos amará hasta el final de los días, o huirá aterrada ante el raquitismo de nuestra cuenta de ahorro. Tan decisiva es esta información, que hay matrimonios cuyos miembros, pese al transcurso de los años, se niegan a compartirla. Y no los culpo. Se sabe de casos en que la ingenua víctima, tras confiarle a “mi tesoro” la clave del cajero, despertó a la mañana siguiente sola en la cama, con el corazón roto y sin medio en este mundo con que ahogar el despecho generado por el desamor más la cuenta en cero.

6 comentarios:

Lugnita dijo...

Ay, carajo, pero no me lo pongas así que entonces pienso que estoy mejor de lo que yo pensaba, y soy enamora-fóbica.

Jajaja, saludos.

Anónimo dijo...

Mierda. Sin pasar por la fase 1, llegué a la 4... con razón no anduvo!!!

Elaine Jiménez dijo...

Muy chévere tu blog.
Felicidades.
Te leeré más.
Saluditos.

Anónimo dijo...

Uff!!

yo le di la clave de root de mi computador..
:S

Eso!! es amor.. XD

Anónimo dijo...

NO VALEEEEEEE ESTO ME HIZO LLORAR DE LA RISA! AHORA TE PREGUNTO: EN QUE PUNTO ESTARÁ LA RELACIÓN CUANDO UNO NO LE PROVEE A LA PAREJA LAS CLAVES DEL CAJERO, O QUE NO TE REVISEN EL TELEFONO? TE FELICITO!

Anónimo dijo...

De pana que es asi... yo sabia hasta el cumpleaños de toda la familia de ella... asistia a Bautizos, funerales, bodas, novenarios, misas, divorcios.... jajajaja... le hacia transferencia bancaria, cierre de caja a la tienda. reparaba el carro, compraba respuesto, seguros social y un montonon de cosas mas... lo que falto fue el messenger y el telefono... pero como Conan el Barbaro, esa es otra historia jajajaja