miércoles, agosto 15

Desde la isla

Shakira es dueña de una isla en Las Bahamas. Y es que cuando un genio de los negocios o una estrella del cine o de la música logra una fortuna inusual, agrega a su lista de prioridades la adquisición de un pedazo de paraíso rodeado por agua y sol. El gesto refleja un propósito envidiable: despedirse de los vecinos.
El fundador de CNN, Ted Turner, propietario de un islote único sobre el Atlántico, es otro librado de esa rutina que ocupa a muchos cada mañana: tomar un ascensor en compañía de extraños con quienes tenemos en común sólo la cerámica del pasillo. Tampoco conoce el fastidio de transportar peroles durante una mudanza y presentir a una doña asomada por el ojo mágico de su puerta para analizar en qué estado yace la tapicería de nuestros muebles (acarrear públicamente un colchón sin sábanas es otra manera, muy penosa, de andar desnudos por ahí).
Congeniar con la comunidad inmediata es un deber a cumplir por la mayoría de los inquilinos, para quienes un vecino es, en la mejor de las circunstancias, un mal necesario. Pero Johnny Deep, terrateniente de una solitaria porción de Las Bahamas, no precisa tocar el timbre de al lado para pedir una llave de cruz cuando se le espicha un caucho a media cuadra de su casa, y su perro orina donde quiera sin ser acusado de terrorista ante el presidente de la junta de condominio, señor éste mundialmente aficionado a las camisas de cuadritos.
Hay ermitaños menos solventes, que recurren a una mansión envuelta en hectáreas impenetrables o un pent house al que se llega mediante ascensor privado. Aunque, pensándolo bien, para muchos vivir en una isla es ya un deseo cumplido. En mi edificio, por ejemplo, todos ocupamos desde hace tiempo nuestra propia insularidad, tras cuyas puertas vemos televisión por cable, leemos, jugamos Nintendo y demás recursos concebidos para remar lejos de los otros. Atravesamos el pasillo concentrados en nuestra propia orilla, bajando cada mañana en un ascensor con capacidad máxima para seis Robinson Crusoe.

4 comentarios:

oMar-Mota dijo...

jajaja acabo de ver el spam que te acaba de dejar un comentario, lo mismo me pasó en mi blog jajajajaja... casi olvido lo que iba a escribir: por ahí he escuchado algo así como que cada hombre es una isla... sólo nuestras necesidades nos sacan de ahí... eso último es mío jajajaja muy bueno tu escrito!

Anónimo dijo...

Es extraño, yo siempre he detestado a la mayoría de mis vecinos, sin embargo nunca he deseado mudarme a una isla (y menos comprar una).

Mi deseo es mucho más improbable: tener sólo vecinos agradables.

H dijo...

A eso se llega en los condominios...

Anónimo dijo...

Ciertamente... vivir en comunidad no es fácil... pero como dice el dicho: "Cada cabeza es un mundo...", en eso entran nuestras costumbres, mañas incorregibles, y nuestro poco derecho a juzgar a los demás.
Por eso como venia diciendo vivir en comunidad no es fácil... pero hay que aprender a hacerlo.
Para información de todos, existe una WEB que ofrece consejos, la opción para realizar preguntas recibiendo con seguridad respuestas, y ofrece herramientas para aprender a vivir en comunidad. La pag. WEB es:

www.micondominio.com

Se las recomiendo, apuesto será de mucha ayuda.

GMEDR