jueves, enero 31

Ideas para Rambo V

La sexta entrega de la serie Rocky hizo pensar que Silvester Stallone había quemado su último cartucho; pero no fue así y a un cuarto de siglo de estrenada la primera película de Rambo, llega a las salas de cine una cuarta cinta del veterano de guerra en pellejín y eterna bandana alrededor de la frente. Con 61 años de edad, el actor ha dicho que si esta secuela tiene éxito, filmará una quinta parte… por lo que desde este humilde espacio proponemos algunas ideas para que el suspenso y la emoción no decaigan en los siguientes títulos de la saga:
- Rambo es un pensionado del Seguro Social que todos los meses debe hacer una larga cola frente a una entidad bancaria para cobrar el cheque de la pensión. Tras cuatro horas de espera, llega a la taquilla y descubre que ahora no le van a pagar 400 mil bolívares sino 400 bolívares. El cajero se empeña en aclararle el rollo de la reconversión monetaria, pero el héroe no entiende razones y, secundado por el resto de los pensionados allí presente, saca una ametralladora UZI y mata a un gentío.
- Rambo hace rato que sobrepasó los cuarenta años de edad, pero ni todavía se ha dignado a realizarse el examen de la próstata. Cuando por fin accede a la inspección médica, el doctor le ordena bajarse los pantalones y se le coloca detrás con las manos enguantadas, entonces el titán saca una ametralladora UZI y mata a un gentío.
- Rambo se somete a un tratamiento de inyecciones de botox para borrar de su rostro las líneas de expresión acusadas por el tiempo. Como era de esperarse, la iniciativa estética elimina los últimos pocos gestos que este guerrero podía realizar, luego de lo cual saca una ametralladora UZI y mata a un gentío.
- Rambo es designado para canjear rehenes en la frontera, pero en medio de la operación el muchachito liberado que trae entre los brazos le remueve la bandana de la cabeza, descubriéndose que la misma no es solamente para evitar que el sudor le caiga sobre los ojos durante un tiroteo, sino también para sujetarse el peluquín. Enfurecido, saca una ametralladora UZI y, bueno, ya se sabe.
- Rambo asiste a una fiesta de héroes ochentosos, entre cuyos invitados destacan John MacLaine, Terminator y Nico. En medio de la velada discuten por quién lleva más muñecos encima, desatando una plomazón que se prolongará hasta “Rambo VII” ó “Rambo XXXII”.
- Rambo es contratado para interpretar el rol protagónico en la cinta “La Momia III” y se gana el Oscar por Mejor Maquillaje, pero el galardón le es arrebatado al final del evento tras conocerse que no usó maquillaje. Nadie sale vivo de la ceremonia.
- Rambo seduce a una mujer, pero al momento de remojar las caraotas descubre sobre la mesita de noche el frasco de Viagra vacío, con lo que -en un inesperado giro de la trama- por vez primera durante el transcurso de la saga el paladín se ve impedido para matar.

viernes, enero 25

Una rosa no es una rosa

Numerosas circunstancias atentan contra la vieja costumbre de regalar flores a una dama, toda una ciencia. El primer trance ocurre en la propia floristería, donde le saldrá el tiro por la culata al despistado que ignore que los claveles son para honrar a los difuntos, o que el crisantemo amarillo simboliza la confesión de un engaño. Y aunque la rosa roja sea elegida como salida frecuente gracias a su significado pasional, presentarse con media docena durante la primera cita ha llevado a más de una destinataria a huir azorada ante lo zumbado del gesto.
Luego acontece el episodio de caminar con el ramo por la ciudad. El hombre más gris se transforma en el protagonista de la calle cuando lleva en las manos un ramo de flores. Ningún peatón es indiferente al avance de este colorido espectáculo sobre la acera. A quienes sufrimos de miedo escénico nos aterra ser el fragante centro de atención y blanco de juicios que van desde el de la doña enternecida por una delicadeza que desde hace mucho no recibe de su marido, maridos que murmuran “allá va un sometido”, o quienes equiparan matemáticamente el volumen del sentimiento amoroso con la corpulencia del ramillete: si el dinero alcanzó apenas para unas pocas margaritas perdidas entre un follaje torrencial, no faltará el transeúnte que deduzca, casi con lástima por la agasajada, "ese piche ramito me dice que no la quiere mucho el muy miserable”.
En algunos casos es la propia receptora la principal amenaza de esta práctica en peligro de extinción. Entregado un arreglo con motivo de cumpleaños o el Día de San Valentín, la frase “gracias, que bonitas…” es seguida por un silencio expectante... Digámoslo de una buena vez: las mujeres son unos linces en materia floral y así sufran de alergia a los pétalos, ni locas rechazan lo que califica como anticipo del regalo de verdad verdad, a saber, zarcillos, un perfume o una noche de perreo.
Y mucho cuidado con obsequiar flores sin causa aparente, circunstancia que acalora la malicia femenina hasta el punto de ebullición. “¿Y eso? ¿Qué hiciste ahora? Seguramente la culpa te está carcomiendo la conciencia ¡Vamos, zángano! ¡Confiesa!”, me han respondido el gesto, mientras permanezco paralizado (o, para utilizar el término exacto, desenmascarado) en el quicio de una puerta.
Pero que los eventos descritos no quebranten la hermosa costumbre de mimar con flores a una dama en ocasiones estratégicas, que si un tupido detalle no aplaca los reproches cuando uno llega a casa después de dos días de desaparecido, sin duda resulta muy útil como espinoso escudo defensivo, amén de las soberbias cualidades de las compresas de caléndula para combatir las infecciones por cortadura, golpes, fracturas óseas, electrocuciones y quemaduras…

lunes, enero 21

El vivo bobo

Como al vivo bobo no le gusta esperar, cuando va al cine rehúsa a postrarse durante diez minutos en la cola de las chucherías, y va y se recuesta sobre una pared por espacio de media hora, hasta que baje el gentío.
Es cortoplacista. Si trabaja por su cuenta, digamos que el negocio de la plomería o el diseño gráfico, cobra carísimo por su arte, felicitándose por adquirir el televisor plasma de 42 pulgadas con los honorarios obtenidos en una sola contratación. De trabajar en una empresa, echa carro para que el jefe ni lo mire al momento de la distribución de responsabilidades extraordinarias. Lo veremos luego rascándose la cabeza, extrañado porque ningún cliente solicita sus servicios por segunda vez, o no es considerado para un ascenso pese a la metódica servidera de café sobre el escritorio del gerente cada mañana.
No confundir con el vivo a secas, cuyo desempeño demanda un mínimo de astucia con la que a veces logra su cometido. Ilustro esta afirmación con un ejemplo: el vivo a secas se hace el bobo para engatusar tras una máscara de candidez. El vivo bobo opera a la inversa: alardea de su hipotética picardía, ansiando ser reconocido como un sujeto pilas, con lo que sólo consigue alertar a las víctimas potenciales (la dudosa viveza ejercida por una actriz cuando pone a su marido a resumirle la novela de Gallegos cuyo personaje principal ella interpretará en la pantalla chica, asume el signo de lo ultra bobo tras cometer la gansada de revelar públicamente el secreto).
Le encanta una trocha, irse por los caminos verdes, cuando la carretera pavimentada era quizá el camino más corto. Por eso, si le duele el pecho, se automedica para ahorrarse la consulta, aunque luego se vea precisado a vender el televisor plasma (fiel a la ilusoria viveza de evadir a los acreedores, ahora nadie le procura ni medio) para pagar la nebulización tras el infarto al miocardio, más el lavado estomacal contra el envenenamiento producido por la ingestión de fármacos piches.
Todas las vivas sueñan con pescar a un millonario. Pero la viva boba, cuando consigue salir con uno de ellos, en vez de recurrir a la sabia artimaña de mostrar desinterés por las cosas materiales del mundo y cebar el deseo haciéndose la dura, no abandona el temita de las cuentas bancarias en el exterior para, apurado el postre, correr a asegurar su porvenir, horizontalizándose en la primera cita a cambio de la precaria recompensa de una cena cara más un par de güisquis 18 años.
Ante un semáforo en rojo, todos los pilluelos estudian la velocidad del auto que se aproxima por la otra vía para luego arrojarse a la aventura, calificando de “¡pendejos!” a los conductores que esperan la verde. Algunos sobreviven a la imprudencia y llegan vivos a casa.
El vivo bobo no. El vivo bobo, Dios lo tenga en su gloria, siempre calcula mal.

domingo, enero 13

El ADN no es escaparate de nadie

Controversias como la legitimidad de los restos de Bolívar alojados en el Panteón Nacional, la ascendencia del niño Emmanuel, más el inmenso aporte de series televisivas tipo “CSI” y “Huesos”, lograron el sueño imposible de los profesores de Biología de bachillerato: familiarizarnos con el intrincado mundo del ADN.
Ahora cualquier manganzón sabe que en el interior de las células espera una verdad indiscutible, al punto que las pruebas de paternidad superan la fe en una madre. Hasta ayer un “padre” moreno y de pelo chicha tragaba grueso ante el hijo de cabello rubio y ojos azules (rasgos característicos del conserje o algún vecino), teniendo que confiar en la palabra de “su” mujer cuando salía a relucir el tema de la inconsistencia física del tripón.
Pero el ADN no es escaparate de nadie. Nótese como en las maternidades ahora los padres no se emocionan inmediatamente después del parto, sino que aprovechan a que la recién parida vaya al baño para, entonces, extraer un hisopo y frotarlo con delicadeza sobre las paredes internas de las mejillas del querubín. De los resultados del análisis dependerá la alegría del orgulloso progenitor, o el estallido de un zafarrancho de padre y señor mío.
Me figuro que esta circunstancia llevará a la incorporación de un nuevo personaje en las telenovelas, el analista de pruebas de ADN. Superado el recurso de la paternidad dudosa que inspiró clásicos como “El derecho de nacer” y “Topacio”, los guionistas modernos procurarán mantener el misterio de la trama ambientando las escenas cruciales dentro de las instalaciones de un laboratorio. Y los televidentes, cuales lumbreras del IVIC, comentarán entusiasmados el capítulo de la noche anterior:
- Ya decía yo que el ácido desoxirribonucleico de ese carricito no era igual a los nucleótidos de la desoxirribosa de Segismundo -planteará, mientras elige las mejores verduras del abasto, una doña a otra.
- Recuerda que el estudio de la citosina fue aplicado a la caspa y no a la raíz del pelo. Falta saber si allí la base nitrogenada de la guanina incide en la mutación del tejido mitocondrial.
El asunto da para la esperanza.
Yo, por ejemplo, reviso periódicos viejos para ver si Carlos Slim o Bill Gates, señalados por la revista Forbes como los hombres más ricos del mundo, visitaron Maracaibo a exactos nueve meses antes de la fecha de mi nacimiento. De corroborar esta hipótesis, moveré cielo y tierra hasta conseguir un retazo de sus cutículas, un ápice de pestaña, una ñinga de saliva, ilusionado en que dé positivo mi sueño biogenómico.
Y no dudaré en irrumpir en la oficina de alguno de los dos para, ajeno a los reproches, aturdido por la emoción, gritar: “¡Padre! Heme aquí"

martes, enero 8

Manos libres

Muchas personas emplean el manos libres de su teléfono celular para asuntos de rutina, que si responder llamadas en medio del tráfico, echar pinta, copiarse en los exámenes, o impresionar durante la primera cita simulando que coronan una importante negociación en dólares; pero allí no se agota la infinita variedad de posibilidades que ofrecen estos artilugios inalámbricos que hoy medio mundo lleva aferrado a la oreja. Así que póngase creativo y sáquele el jugo a las nuevas tecnologías:

Verifique chistes
¿Duda de la gracia de un chiste que se le acaba de ocurrir? Pues colóquese cerca de un extraño y cuente el chiste de manera que el desconocido escuche claramente. De que el conejillo de indias mantenga la seriedad o se lance al piso retorciéndose de la risa, dependerá la decisión de incluir la ocurrencia en su repertorio.

Ahórrese el psiquiatra
Si usted sospecha que está loco porque oye voces dentro de su cabeza, con el manos libres podrá despedirse de esta aflicción fingiendo que dichas voces pertenecen a familiares y amigos que han llamado en teleconferencia para charlar por un ratico.

Intrigue
A mucha gente le disgusta cuando otra persona conversa a todo gañote por el teléfono móvil, aunque produce mayor consternación si ese alguien habla en susurros. Así que platique con el tono de voz de quien revela un secreto significativo, mirando con suspicacia a su alrededor o yéndose a una esquina para no ser escuchado. Como quienes no quieren la cosa, curiosos varios se aglomerarán cerca para conocer el misterio.

Saque la madre
Haciendo creer que usted se dirige al interlocutor telefónico, podrá mandar al carajo y cantarles las verdades en su cara al jefe, a la suegra, o a la vecina metiche.

No espere
Si desea evadir la cola del banco o ser atendido rápidamente por el bodeguero, simule que acaba de enterarse de que su abuela patinó en la ducha o de alguna otra desgracia similar ¡Verá como de inmediato le ceden el puesto! (Para una mayor efectividad de la maniobra, recurra al histrionismo de pegar gritos y romper en llanto).

Luche contra el mal
Cuando sospeche que un malhechor acecha a su próxima víctima, exclame de manera audible: “Águila 1 a Central, Águila 1 a Central, en este momento se está desarrollando un 810”. Sin duda el maleante huirá atribulado.

Arréchese consigo mismo
El último grito entre las personas que gustan hablar solas consiste en comprar un manos libres para cada oreja, y así escuchar con uno, responderse por el otro, y viceversa. Con esta iniciativa disfrutará de fascinantes tertulias, confesiones íntimas, y hasta de fieras disputas luego de las cuales se quitará el habla a sí mismo, negándose a responder las llamadas del necio de la otra oreja.

jueves, enero 3

Nuevas bandas



Sorprende la poca originalidad de nuestros malhechores al momento de elegir su apodo: la banda que asalte joyerías se hace llamar “Los joyeros”, y aquella especializada en el rubro del arrebato de carteras, “Los carteristas”; quienes trabajan en solitario también sufren una inaudita falta de imaginación y el asaltante con una quemadura sobre el rostro no duda en responder al llamado de “El quemao”, o el de baja estatura, “El enano”. ¡Por Dios, señores azotes de barrio, qué falta de creatividad, e irrespeto a una larga tradición hamponil que arrojó ejemplos memorables tales como “Las Barbies” y “Los Pitufos”!
La desidia llega al colmo de anteponer un artículo determinado al nombre de pila (“el Adonais”) expresado eventualmente en diminutivo (“el Davisito”); mientras los agentes del orden y los medios de comunicación social tampoco ayudan y recurren al lugar común de bautizar como “monstruo” al villano prominente, seguido de la zona de la ciudad a la que aquel pertenezca. Claro, parte de esta desidia obedece a lo competido del sector, cada vez son menos los apodos vacantes debido a la diaria incursión de nuevas agrupaciones en este mercado de la ira y el dolor.
 Así que la tienen difícil los amigos de lo ajeno que pretendan dar el salto de amateurs a profesionales, y es fácil imaginar la encendida polémica que se arma cuando -como si se tratase de una banda de rock- deciden escoger el nombre con el que pasarán a la posteridad en las páginas rojas:
- Bueno, ya tenemos la ganzúa, el cortafrío, las medias de nylon y el veneno de perro; ahora… ¿cómo nos llamaremos? -plantea la interrogante el mercadólogo del grupo.
- ¿Qué tal “Los desvalijadores”? -sugiere, mientras se reincorpora por un momento de la máquina de coser, el encargado de zurcir los pasamontañas.
- El segmento automotriz no es nuestro target. De paso, a ese apodo le falta recall.
- ¿“Los travestis”? -propone el afilador de limas.
- Chico, eso que quede entre nosotros… Además, ya consulté los archivos del SAPI y ese nombre está registrado.
- ¿Y “Régimen de Cambios Diferenciales”?
- Dicho grupo delictivo ya existió.
- ¿“Los Kardashian”?
- Pana, estás viendo mucha televisión. Mejor formamos un apodo uniendo la primera sílaba de nuestros nombres: “¡Los carmianluisnes!”.
- Dudo que así la clientela nos tome en serio o que los periódicos nos den siquiera un taquito, mucho menos la última página.
- Recuerden que aún estamos en la Era de Acuario. Tiene que ser un alias con energías holísticas que exprese nuestra espiritualidad.
- Propongo organizar un focus group entre familiares, amigos y víctimas para decidir la opción con mayores posibilidades de posicionamiento.
- ¡Sale y vale! Y ahora a guardarnos en casita, que por aquí atracan a toda hora “Los asaltachoros”.