miércoles, agosto 6

Excluidos deportivos

Quienes no somos aficionados a ningún deporte pasamos a convertirnos en ciudadanos de segunda, mirados por sobre el hombro por esa inmensa cuota de la población presente durante todo el año sobre las tribunas de los estadios o que, frente a la pantalla del televisor, empata la clausura del béisbol de la liga americana con el inicio del campeonato nacional de básquet. Impasible ante las páginas de deportes de la prensa, uno apenas sospecha que es la temporada de algo por las caimaneras que improvisan los muchachos en la calle: si patean la pelota es época de fútbol; pero si la toman con las manos es de béisbol… ¿o será voleibol?
Este oscurantismo deportivo afecta sensiblemente la vida social. Amigos y parientes acuden a tascas para, entre animadas rondas de cerveza, ver la final de un campeonato; pero a los excluidos deportivos ni agua, recibidos con un gesto que mezcla la sorpresa con el desprecio en caso de acercarnos al local pues los expertos saben que dentro de poco consultaremos qué es un saque de esquina o un fly (admito que lo más entretenido de un partido es cuando las mascotas de los equipos comienzan a echar vaina durante el medio tiempo).
Escuchar una plática entre fanáticos genera entre los excluidos deportivos la misma sensación que de seguro invadiría a un analfabeto coleado en un simposio de literatura mongol del siglo XIX. Cuando hablan de “los eternos rivales” creo que se refieren a El Puma y Julio Iglesias, y si dicen “le dieron de comer arepas a los leones” provoca añadir con aplomo que esa es una dieta poco recomendable para estas fieras de naturaleza carnívora, constituyendo un duro golpe al ego masculino el que una dama te explique el enigma que representa la frase segundo cuarto de final (en cierta oportunidad una doncella me declaró que era “amante del cuero”; de inmediato, comencé a susurrarle al oído ciertas desvergüenzas, a lo que ella respondió con una cachetada fulminante seguida del grito de“¡depravado!”).
Y es que la ignorancia es atrevida. Para estar a tono con la atmósfera del momento, a mediados de la pasada Eurocopa me aventuré a repetir con aire erudito lo que había escuchado semanas atrás: “Pa´ mí que va a ganar Suiza”. El grupo de oyentes me ofreció la misma expresión que le fuera entregada a aquella miss que dijo sentir un entusiasmo tremendo por la música de Shakespeare.
Pero es mi empeño combatir tamaña barbarie deportiva y para estas Olimpiadas ya organizo entre los compañeros de trabajo la quiniela de la gimnasia rítmica, mientras que en la soledad de mi cuarto ensayo la ola para no desentonar entre la multitud arrebatada por el desempeño de los contrincantes sobre una mesa de ping pong.
Lo juro. De ahora en adelante no me van a agarrar dentro de base cuando la bote de autogol.

4 comentarios:

Yudith Valles de Perez dijo...

Hola Castor, saludos! Ya son dos los excluidos deportivos...El unico deporte que si me gusta mucho es el football y en epoca de Mundial y hace poco... la Copa America. Vere los resumen de noticias para saber como van nuestros venezolanos deportistas en las Olimpiadas, deseandoles mucho exito, eso si!!!

Anónimo dijo...

Aquella amante del cuero te declaró en off side... ¿y no te sopló el silbato?

Anónimo dijo...

Aquella amante del cuero te declaró en off side... ¿y no te sopló el silbato?

Ari dijo...

El puma y Julio Iglesias jaja por favor!