lunes, agosto 18

Ramón, subtitulador

Lo imagino con un cigarro entre los dientes, en medio de una habitación iluminada apenas por el brillo de la pantalla del computador con el que se las arregla para subtitular los DVD pirata de las películas que luego distribuirá entre los buhoneros. Sospecho que se llama Ramón, nombre bastante probable si nos detenemos en el notorio dialecto azteca de sus “traducciones”:
- Orale, Harry, métele tantito una brujería al chingo ese para que no mame -reza, de acuerdo a la versión de Ramón, el diálogo en una escena donde participa el joven mago de Hogwarts.
- Chido, Hermione, yo también le tengo camote a ese cuate. Pero me late buscar lana para otra varita.
O en la escena romántica donde el galán recita al oído de su amada “honey, I don't know why you treat me so bad, well I tried so hard to make you see it my way”, Ramón traduce con pasmosa economía de lenguaje: “chica, no seas maluca” (al menos eso interpretamos, pues en su libre manejo de la ortografía Ramón colocó: “chicha, no seaz malukas”).
Dichas ligerezas van de la mano de la impericia de Ramón para sincronizar los diálogos con sus escenas correspondientes, motivo que genera dentro de la economía informal dos clases de película: unas en las que los subtítulos se esfuman con tal violencia que quien no haya tomado un curso de lectura rápida sólo le dará tiempo de leer la primera palabra; o aquéllas donde los cartelitos duran tanto que ya Bruce Willis atrapó al asesino pero aún permanecen en pantalla los ruegos de la víctima para que no la maten.
Para quienes dependemos de los subtítulos puestos por Ramón, inquieta ver una película en compañía de alguien que domine el inglés, quien llora de risa o tristeza al término de una frase que por hallarse misteriosamente subtitulada a nosotros no nos dio frío ni calor. “Esos subtítulos son una mierda”, dice esta persona a cada rato (que también lee los subtítulos con el único fin de decirnos eso, restregándonos por la cara que nos estamos perdiendo lo mejor).
Aunque me inclino por una segunda teoría: Ramón es un genio incomprendido cuya aparente ineptitud para subtitular es una forma de venganza. Quizá se trate de un agudo libretista cuyos guiones no interesan a los estudios de Hollywood, por lo que recurre a esta oscura ocupación para manipular la trama a su antojo, tejer la historia que finalmente se impondrá entre los espectadores subordinados a los cartelitos.
El fenómeno que lleva a que en una película los subtítulos tomen un rumbo distinto al seguido por las imágenes proyectadas, quizá responde a que ese día Ramón anduvo tan inspirado que decidió alojar en los labios de los personajes una ficción hasta entonces desconocida. Cameron Díaz siempre hace de sabrosona y Stallone es un paladín; pero Ramón, harto de lugares comunes, resuelve lo contrario.
Luego, tras cerciorarse de que su adaptación supera por mucho a la idea original, sonríe satisfecho y pasa a corregir otra mala historia.

3 comentarios:

Ariana Guevara Gómez dijo...

Muy bueno! Siempre me muero de la rabia cuando los subtítulos no concuerdan con la imagen (eso que decías que, o van muy rápido o muy lento). Sin duda, Ramón logra salirse con la suya, cuando los que vemos la película no sabemos inglés :)

Patricia Torres dijo...

Hola, Cástor:

Cierto lo que señalas, pero cosas como ésas pasan por la falta de reconocimiento de la profesión del traductor... No basta saber idiomas para ser traductor, y no basta ser traductor para hacer subtitulaje (tú seguramente lo entenderás: ¡no basta saber escribir y hacer preguntas para ser periodista!)

La responsabilidad del traductor es enorme (ya lo dices: si traduzco mal, simplemente no entiendes), pero las empresas que necesitan nuestros servicios aún no lo entienden (no es el caso de Ramón, y su película pirata: eso depende del público que compra la película pirata).

Y el trabajo del traductor también es enorme: entender cada frase (todas y cada una de las frases de un texto) y transmitir su significado, procurando ser fieles a la forma (y pasar ese juego de palabras tan gracioso en inglés). Por eso se estudia en la universidad; por eso se cobran tarifas como cualquier otro profesional. Por eso dudo que se encontrarán traducciones de calidad en una película pirata.

Saludos,

Patricia
Traductora, egresasa de la UCV

Anónimo dijo...

Hola, Cástor. Un saludo.

Parafraseando --brevemente--a MOS en CQLlNLl:

Ramoncito, ¿vas a estudiar idiomas?
Ramoncito, ¿y de eso se vive?
Ramoncito, ¿estás saliendo bien?
Ramoncito, ¡cómo me alegro!
Ramoncito, ¿cuándo te gradúas?
Ramoncito, ¡uy, te falta muy poco!
Ramoncito, ¡te felicito!
Ramoncito, ¡ya eres un profesional!
Ramoncito, ¿vas a buscar trabajo?
Sr. Ramón, eso es lo que pagamos
Ramoncito, ¿como te fue?
Ramoncito, ¡eso es una miseria!
Ramoncito, peor es nada, madura
Ramoncito, estás trabajando demasiado
Ramoncito, no te puedo prestar para el autobús
Ramoncito, mi amor ¿y si nos casamos?
Mi amor, no te arreches conmigo
Mi amor, sé que no alcanza para nada
Mi amor, seguiremos así
Sr. Ramón, eso es lo que pagamos
Sr. Ramón, tenemos decenas de empleados a esas tarifas
Sr. Ramón, tenemos centenares de candidatos a esas tarifas
Sr. Ramón, los argentinos cobran aun menos
Sr. Ramón, no se enoje
Sr. Ramón, usted es de los mejores
Sr. Ramón, le apreciamos mucho

Sr. Ramón, dice el médico, no le encuentro los testículos.