jueves, agosto 28

Sea un matatigre corporativo

Sacarse el RIF, llevar en el bolsillo un mazo de tarjetas de presentación más un bolígrafo bonito no son las únicas maniobras para que los trabajadores free lance y dueños de compañías modestas proyecten una deslumbrante imagen corporativa. Extraídos de mi experiencia profesional, presento aquí útiles consejos destinados a cautivar a la clientela desconfiada y que de ahora en adelante jurará estar a punto de cerrar trato con la mismísima Microsoft (así usted maneje su negocio desde casa o debajo de un puente):

Nunca responda el teléfono con su “voz”

Esto revelará que su empresa, ciertamente, sólo la integra usted. Por ello, el primer paso es procurarse un distorsionador de voz de esos que usan los secuestradores en las películas, y que ha constar mínimo con tres modulaciones para cuando usted responda, a saber: 1) de operadora de la central telefónica, 2) de vicepresidente a cuya extensión la operadora de la central telefónica redirigió por equivocación la llamada, y 3) de secretaria privada con un matiz nasal bastante parecido al de Maite Delgado. Luego, tras dejar en espera por cinco minutos al impresionado cliente (tenga cerca un reproductor con música de Richard Clayderman para poner de fondo) articule, ahora sí, con su voz natural: “Buenas, diga…”.


Lleve una laptop a la cita de negocios

Pero si los números no dan para adquirir esta herramienta, compre al menos el forro protector que ha de rellenar previamente con periódicos viejos.


Enriquezca su vocabulario

Busque en internet un glosario de gerencia para salpicar la conversación con términos impactantes, tales como “método de venta consultiva”, “benchmarking” o “curva de la demanda primaria”.


Use casco con visor ahumado

De esos que le ocultan completamente el rostro al motorizado, y el cual utilizará -sin quitárselo ni pronunciar una sola palabra- cuando tenga que desempeñar el rol de mensajero encargado de entregar a sus clientes una cotización o factura por cobrar.


Culpe al gobierno

Si un cliente insiste en reunirse en la oficina que usted no tiene, excúsese argumentando que le fue expropiada, que la clausuró el Seniat durante el último operativo aplicado a los grandes contribuyentes, o que el Seguro Social colocó senda calcomanía en la entrada de la sucursal del Sambil.


Hágase el duro

Así sea una trasnacional de cerveza o refrescos la que solicite sus servicios, exija un par de semanas para definir con los miembros de su departamento legal los detalles de la contratación. Eso sí, nunca, ¡pero jamás! pida un adelanto económico con el pretexto de que lo necesita para costearse el pasaje de la camionetica, y mucho menos llore o abrace al cliente gritando que, gracias a él, por un tiempo ya no tendrá que acostarse sin cenar.

1 comentario:

Lola dice.... dijo...

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