martes, diciembre 9

Receta para una telenovela mexicana

INGREDIENTES:
- Un litro de agua.
- Una estampita de la Virgen del Guadalupe.
- Una nana confidente
- Una mantilla para la nana confidente.
- Media pizca de sed de venganza.
- Ninguna pizca de ingenio.
- Uniforme de cachifa a lucir en los capítulos iniciales.
- ½ cuñete de baba a deslizar por las comisuras de los labios del galán.
- Escaleras resbaladizas.
- Trapito para limpiar parabrisas.
- Un mazo de pestañas postizas para cuando, en los capítulos culminantes, la heroína decida su venganza y nadie, ni la mismísima nana, logre reconocerla.

PREPARACIÓN:
Poner a hervir el litro de agua para la noche tormentosa cuando la nana atiende el parto de la madre de la protagonista, y que fuera violada por su cuñado -dueño de una próspera hacienda- también durante una noche tormentosa. Una vez que la nana se ha hecho cargo de la beba, dejar transcurrir 18 ó 20 años hasta que ésta calce sostenes copa 40 y casualmente sea contratada de doméstica en la finca de su padre. La nana, chantajeada por el padrastro maltratador, oculta el secreto mientras la recogida se enamora del galán sin saber que es su hermano, aunque realmente no es su hermano sino el hijo de la nana que años atrás mantuvo un romance con el socio asesinado por su padre putativo pero procreador de la heroína y cuñado de la madre de aquella, es decir, la hermana de su esposa que es tía del galán y, obviamente, madre de la protagonista.
Como es costumbre en la vida cotidiana, los jóvenes se enamoran sin importar que él sea un próspero latifundista y ella quien lava los baños de la mansión. Pero en una de esas el padre -mañosito el sujeto- intenta violar a la cachifa (¡su hija!), pero durante la escabrosa tentativa el sádico rueda escaleras abajo y queda amnésico. Dejar hervir por 58 capítulos la misma guebonada, periodo en que el galán derrochará en generosas porciones el ½ cuñete de baba creyéndole a su perversa prometida cuando ésta le jura que el bebé que lleva en su vientre la heroína no es suyo sino del chofer.
Al nacer el retoño de los enamorados, la villana lo secuestra y abandona en la vereda donde casualmente vive el padrastro maltratador. El niño, al crecer, trabaja como limpiador de parabrisas que ocasionalmente ofrece sus servicios a un magnate sin sospechar que tan amable caballero es ¡su padre mismo! La heroína solicita la anuencia de la Virgen de Guadalupe para -gracias a Dios- tramar su venganza, valiéndose de un mazo de pestañas postizas con el que ni la nana logra reconocerla. El padre maltratador también rueda por las escaleras y, agonizante, revela el misterio a los héroes, quienes corren a rescatar a su hijo de las calles para rodearlo de lujos insospechados, que es la suerte natural de tantos limpiabotas o malabaristas callejeros que a diario examinan con su mirada el interior de las limosinas ansiando descubrir en cuál de ellas viaja su destino.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

jjjajajjajajjajajajaja... esos telenovelones son ridìculos! (casi tan ridìculos como la vida misma...)

Anónimo dijo...

jjjajajjajajjajajajaja... esos telenovelones son ridìculos! (casi tan ridìculos como la vida misma...)

Jhonathan dijo...

ya me extraña que no habías colocado un dibujito; si puedes escribe algo sobre las teleculebrones venezolanos.

Bob dijo...

jejjejajajjaa

Muy bueno, la verdad, si te metes a escritora de novelas, fueran muy buenas

Saludos

Dr. Bob

Edith Brel dijo...

Jajajaja. Totalmente de acuerdo contigo. Buenazo tu post.

Anónimo dijo...

No me parece ese articulo, y no estoy de acuerdo, porque si a ver vamos, las "y que" telenovelitas venezolanas tampocon se quedan atras en lo ridiculas y repetidas..
Y es que eso no depende de los gustos de otros paises, esa es la cultura mejicana, asi como la venezolana es: camas y mujeres..