lunes, febrero 2

Echar carro es un arte

Los echadores de carro exhiben un atraso inaudito cuando se les compara con los artífices de la nueva gerencia: mientras los jefes de última generación cursan estudios de cuarto nivel y aplican en sus gestiones sofisticadas matrices como la de marco lógico y la DOFA, el echador de carro recurre desde el principio de los tiempos a una misma excusa -“Hoy no puedo ir a trabajar porque amanecí resfriado”- que ningún patrono pila ya ni cree, y cuya repetición cada tres semanas ha colocado a miles de haraganes a las puertas del departamento de Recursos Humanos para recibir su carta de despido.
El mayor anhelo de todo echador de carro es que no se le identifique como tal, en eso estamos claros; pero hay que ir más allá, ponerse a tono con los tiempos y, como imprescindible primer paso, tener definidas Misión y Visión. La Misión como echador de carro casi siempre es la misma: zanganear sin que el jefe lo advierta. Para ello, ha de persuadir a este incrédulo personaje que usted es el empleado más hacendoso de la empresa, que su entrega al trabajo resulta inconmensurable
¿Cómo alcanzar dicho objetivo para luego partir de rumba un jueves al mediodía sin temor a las represalias? La maniobra estilada por los principiantes es quejarse mucho y hasta fingir una crisis nerviosa por culpa del exceso de trabajo, nada mal como inicio, pero el abuso de esta treta podría sembrar dudas sobre sus facultades para cumplir con la tarea asignada… y de ahí a engrosar los índices de desempleo sólo hay un paso. Pues, y aunque parezca una contradicción, pídale a su jefe que lo colme de un mayor número de responsabilidades (así usted no haya ni tocado los asuntos pendientes), exigiéndole con urgencia los datos para la elaboración del Instructivo de Normas y Procedimientos del año 2015, es decir, ¡atosíguelo al punto de hacerle pensar que es él, y no usted, quien echa carro!
Justificar una ausencia alegando enfermedad es todo un clásico. Y los clásicos son sagrados. Sólo avive esa coartada con aportes extraídos del mundo de las candilejas, pero antes tenga clara su Visión. Si usted visiona que faltará el próximo lunes porque el fin de semana tiene un matrimonio en otra ciudad, actúe anticipadamente y el viernes a media tarde finja temblores seguidos de un estrepitoso leñazo contra el botellón de agua de la oficina; si usted fue bendecido con habilidades histriónicas a la par de las de Meryl Streep, no dude en incrementar en unos tres grados centígrados su temperatura física como evidencia de fiebre alarmante.
¿Ya forjó esa otra joya de la echadera de carro como lo es sumarse a un grupo para la elaboración de los deberes académicos? ¿No ha entregado unos balances bajo el pretexto de que organiza el equipo de bolas criollas de la empresa? ¡Excelente! Pero recuerde que todas las justificaciones se subordinan a un principio común: la buena memoria, no le vaya a ocurrir como a un viejo compañero de trabajo a quien cada cuatro meses se le moría la abuela para, el lunes siguiente a la celebración del velorio, llegar reluciendo un llamativo bronceado. A punto de ser despedido porque al año y medio el olvidadizo “deudo” llevaba unas cinco abuelas fallecidas, tuvo, eso sí, una acrisolada iluminación: asegurar que en el área de reproducción de documentos, justo detrás de las cajas de tóner, se le aparecían las difuntas.
Y ya no hubo manera de hacerlo sacar una fotocopia.

2 comentarios:

Ciro David dijo...

Camona:
Oye, qué buenas son tus crónicas. Supongo que todo el mundo te lo dice, son verdad. Yo también soy periodista y mi género favorito siempre ha sido la crónica. Pero como es un género no muy difundido (vaya a usted a saber por qué) pareciera que las revistas y periódicos no le prestaran suficiente atención.
En fin, gracias por escribir tan bien.
Ah, y si tienes chance visita mi blog que son puras crónicas que escribo para entretener a mis amistades y opina qué tal: ConfesionesImpertinentes.blogspot.com

Sin más,
Ciro David

Ciro David dijo...

Camona:
Oye, qué buenas son tus crónicas. Supongo que todo el mundo te lo dice, son verdad. Yo también soy periodista y mi género favorito siempre ha sido la crónica. Pero como es un género no muy difundido (vaya a usted a saber por qué) pareciera que las revistas y periódicos no le prestaran suficiente atención.
En fin, gracias por escribir tan bien.
Ah, y si tienes chance visita mi blog que son puras crónicas que escribo para entretener a mis amistades y opina qué tal: ConfesionesImpertinentes.blogspot.com

Sin más,
Ciro David