lunes, marzo 9

Con copia oculta


Es agradable recibir un correo electrónico en donde se elogie nuestro desempeño laboral, aunque lo de “agradable” se queda corto cuando dicho mensaje fue enviado con copia a nuestro jefe: en este caso, el término que mejor describe la emoción sentida en ese instante sería “sublime” u “orgiástico”. Por el contrario, resulta una puñalada si el correo echa sapos y culebras en nuestra contra… con copia al jefe (quien lo envía seguramente fue de niño uno de esos acusetas que gustan soltar denuncias del tipo “maestra, zutano no trajo la tarea”).
Pero existe otra variante aún más temible: cuando el correo quejoso es enviado con copia oculta al jefe, es decir, cuando no sabemos que el jefe sabe y seguimos muy orondos mientras, quizá, ya la gente de Administración echa números en vías al pago de nuestras prestaciones. Temblad ante la herramienta Con Copia Oculta, disponible en todos los programas de correo electrónico con el fin de no dejarle saber al destinatario si un mensaje fue recibido simultáneamente por otras personas, pues la acusación allí contenida (los cumplidos se envían públicamente, casi nunca con copia oculta) tal vez no llegó sólo a tu bandeja de entrada, sino también a la del supervisor, a las de los colegas en tu mismo piso y hemisferio, y –se han visto casos- hasta al buzón virtual de la señora de la limpieza.
La correspondencia enviada, no obstante, merece aún más cuidado que aquella recibida. El correo corporativo de algunas empresas está configurado de manera tal que arriben al ordenador del jefe, a modo de copia oculta, los mensajes despachados desde nuestra computadora de la oficina. “Este jefe chimbo que me gasto me pone a trabajar de más, es que el tipo es un negrero que cree que uno es su esclavo y si te cuento que…” y así se guinda por mail el empleado insatisfecho mientras su superior, instalado sigilosamente frente a su propia PC, echa humo por las orejas. Claro, en estas circunstancias el jefe se hace relativamente el loco pues actuar de inmediato desenmascararía el espionaje ante el resto de la nómina ¿Cómo saber si esto pasa en tu sitio de trabajo? Presta atención a ciertas señales:
· “Hay que ver como se viste la jefecita, es la propia arrabalera, parece un disfraz”, envías un viernes tal mensaje por correo, y el lunes la susodicha se aparece trajeada con pinta de Hugo Espina y el cabello cortado en Studio Luigi.
· “Voy a decir que estoy enfermo y así llegar temprano a la competencia de bolas criollas en la playa”. Durante el torneo se podrá apreciar al jefe montado en un botecito para, mediante el uso de binoculares, verificar el engaño.
· “Pa´mí que el gerente es parcha”. Al día siguiente el infamado empieza a echarle los perros a la recepcionista.
· “Te cuento que el presidente de la compañía es un tesoro, buena gente y muy capacitado”. En menos de un mes el emisor de dicho mensaje disfrutará de un ascenso o, mínimo, un aumento salarial.
· “Ya planché el pasamontañas porque esta noche es el golpe a la caja chica”. Aquí sí es que, apenas el empleado termina de pulsar la tecla send, ya se escuchan sirenas mientras la policía acordona el área alrededor.

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