miércoles, abril 1

Seamos caballeros

Según un estudio divulgado días atrás por la empresa GPC Consultores, el 95% de 3.000 encuestados de ambos sexos y provenientes de 17 países -Venezuela incluida- coincidió en una misma opinión: la caballerosidad es un valor a rescatar. Que hoy muchas mujeres presidan empresas, juntas de condominio o constituyan el principal soporte financiero de numerosos hogares, no son motivos para que los hombres desechemos la cortesía, trato imprescindible al momento de honrar a estas amazonas del siglo XXI.
“Muchos simplifican la caballerosidad con el hecho de abrir la puerta a una dama o ceder el paso, pero eso es sólo una pequeña parte de lo que este código de conducta implica”, afirma el estudio, añadiendo líneas más abajo que un gentilhombre nunca ha de mostrarse grosero, “por arrogante o rudo que sea su interlocutor”. Así que - aunque las circunstancias se opongan- derroche siempre hidalguía ante las hijas de Eva:
No sea impaciente
Si su señora demora un par de horas en arreglarse antes de salir juntos, no cometa usted la insolencia de apurarla o amenazarla diciéndole que se va a ir solo. En estos casos, invierta ese valioso tiempo dando con una solución definitiva al calentamiento global, luego la cura al cáncer y después -porque sin duda le quedarán algunos minutos extra- resuelva un par de sudokus.
Ceda su puesto
En caso de que usted espere su turno para ser atendido por la cajera del automercado, el pundonor obliga a cederle el puesto a: la señora mayor, la embarazada, la bonita pero también a la no muy agraciada para que no se sienta mal, la que trae un bebé en brazos, la que carga muletas, la que no cumple ninguna de las condiciones citadas pero se coleó, la que trae muchas bolsas, la que pagará un solo producto… no se preocupe, que algún día saldrá del establecimiento.
Vuelva a ceder el puesto
En el ámbito laboral opera la misma lógica que en el caso anterior: si usted compite con una dama para una plaza de trabajo, no se ponga ordinario y cédale el puesto (¡qué falta de delicadeza mostró Obama ante Hillary Clinton!).
Evite preguntas incómodas
Es de mal gusto preguntarle a una damisela su edad o su peso. Si es usted el doctor de la misma, omita averiguar tales detalles.
No la vea fijamente
Regla básica a cumplir, también, durante las despedidas de solteros y en los bares de desnudistas. Cuando la stripper salga a escena, demuestre su nobleza manteniendo la mirada fija en el piso.
No huya
Es sabido que muchas damas integran bandas hamponiles. Si alguna lo sorprende en un callejón oscuro para apuntarlo con un arma, no cometa la vulgaridad de empujarla, alzarle la voz y, mucho menos, interrumpirla cuando ella hable.
Cuando sea necesario, subestímela
Las mujeres odian que las consideren el “sexo débil”, pero más detestan cuando el caballero olvida tal menosprecio en la circunstancia oportuna: si por alguna razón ella lo calumnia vociferándole a todo gañote términos aquí impublicables, mantenga la boca cerrada pues, si osa responder, escuchará de inmediato la frase “¿así tratas a una dama?”.

1 comentario:

Drei dijo...

Es usted grande, grande caballero. Besitos