lunes, junio 8

Los mantenidos retan la crisis

En tiempos de ventisca económica, al pie del chinchorro donde reposa el mantenido arrecian las exhortaciones del tipo: “la cosa está fea… ¿porqué no miras los anuncios clasificados a ver qué encuentras?” o –con menos sutileza- “¡Zángano, haz algo!”. Así que quienes se niegan férreamente a estudiar o trabajar, pese a tener la edad y el vigor para cumplir tales ocupaciones, hoy se las ven negras, siendo precisados a refinar sus maniobras para seguir apantuflados, en gozosa contemplación de los capítulos repetidos de El Chavo del 8. Aquí algunos consejos para quienes fotocopiar el currículo constituye un conato de hernia:

Recurra a las nuevas tecnologías
Redes sociales como MySpace o Facebook son una fuente inapreciable para desempolvar antiguos chuleos. Si, por ejemplo, logra ubicar a ese viejo compañerito de escuela al que usted solía vivirle el desayuno en el cafetín, no dude en restablecer el contacto. Eso sí: para cerciorarse de que la víctima siga cumpliendo con el perfil, deslice preguntas como “¿Y estás ganando bien en tu actual trabajo de agente aduanero”? o “Cuéntame… ¿has recibido últimamente una herencia?”.
Hágase artista
Es un clásico del mantenido figurar como promesa de la música, la literatura o cualquiera otra rama de las bellas artes, negándose así a la rutina de quince y último, propia de mortales comunes y corrientes y que tanto sofoca la sensibilidad de todo genio. Cuando pasen los años y sus allegados pregunten, impacientes, por la obra maestra, esgrima que el Nobel José Saramago comenzó a publicar luego de los 47 años, o que el príncipe de Lampedusa escribió “El Gatopardo” cuando ya mascaba el agua.
Renuncie al machismo
Deje atrás las posturas retrógradas y anime a su señora a integrar la lucha feminista consistente en adquirir los mismos derechos y deberes del hombre. No decaiga y aliéntela, también, a llenar la nevera y la mano del parquero a la salida de un restaurante.
Estimule a sus pequeñuelos
No demore en aplicar esa preclara fórmula según la cual hay que vivir de los padres hasta que se pueda vivir de los hijos: si tiene muchachos chiquitos, inscríbalos en actividades extraescolares; pero nada de danza o kárate, sino bisutería, transcripción mecanográfica, arreglo de motores u otro oficio que involucre ingresos inmediatos.
Diversifique las fuentes de financiamiento
Depender económicamente de una sola persona es una opción poco sensata: tal individuo podría perder el empleo, arrastrándolo a usted hacia las ciénagas del ladre. No sea conformista y coloque sus huevos en canastas diferentes. Si ya sus viejos, su pareja, tías, amigos de la infancia y vecinos proveen techo y comida, toca indagar entonces si hay vida luego de ésta, espíritus alcahuetes en el Más Allá.
Sea un indeciso profesional
Entre si estudiar Derecho o Psicología, la incertidumbre vocacional resulta una excusa eficientísima para invertir largas temporadas con el joystick del Nintendo entre manos (asegúrese de escoger carreras muy demandadas para así pasar meses, hasta años, en la “angustiosa” espera de cupo). Si por casualidad logra graduarse -se han visto casos-, decidirse por profesiones saturadísimas entraña beneficios a largo plazo: podrá excusar su arribo a los niveles superiores de Mario Bros bajo el argumento de que no hay trabajo dentro del mercado laboral por usted elegido ¡Y menos con esta crisis!