jueves, mayo 28

Una función embriagadora

Ahora en algunas salas de cine sirven bebidas alcohólicas, iniciativa que aúna la ya de por sí embriagadora experiencia cinematográfica, con el ritual de acodarse sobre la barra de un bar. Quizá es ese el único motivo que me lleva a ver la última cinta de Nicolas Cage, quien, con lamentable meticulosidad, ha venido opacando su brillo actoral con roles de videntes y fantasmagorías en llamas. Así que para luego es tarde: mientras ruedan los trailers, pido al camarero una primera copa sin detenerme a pensar en los insospechados efectos que genera la mezcla de alcohol con gomitas ácidas, toda una experiencia alucinógena.
Sobre la butaca contigua se aplasta un gordito rechoncho, iniciándose de inmediato ese sordo combate entre los extraños que en una sala de cine comparten asientos vecinos, y cuyo fin no es otro que dominar, centímetro a centímetro, el uso del posabrazos. Las primeras escenas del filme no auguran nada bueno, algo sobre una profecía almacenada tiempo atrás dentro de una cápsula, o al menos eso vislumbro de entre el aparatoso peinado de la pelirroja sentada frente a mí. Al cabo del segundo trago noto un formidable ingrediente de la cinta, la banda sonora, ¡estupenda!. Apenas si ahogo el impulso de levantarme a echar un pie.
Cuando me creía librado del vicio, me asaltan unas ganas tremendas de fumar. Si está permitido el consumo de bebidas espirituosas, así como una nueva correría de Cage en la ciencia ficción… ¿por qué no recobrar entonces la brumosa costumbre de ver una película en el cine con un cigarrillo entre los dedos? Investido de súbita audacia, enciendo uno. “Apague eso”, me reclama la sangrona de pelo rojo. A punto de incorporarme del asiento para sugerirle que se meta en sus asuntos, que más molesta ese greñero suyo, aparece el camarero con otro trago (“tan puntual servicio será recompensado con una jugosa propina”, añado).
La historia que al principio parecía infortunada, comienza a tomar coherencia, diría que hasta brillantez. El nudo dramático alcanza una inesperada genialidad, Cage no está nada mal en su papel de profesor de astronomía empeñado en salvar el mundo. Y así se lo hago saber al ilustre gordito de la butaca contigua, gran pana.
- Compadre, esto se está poniendo buenísimo, ah ¿Por qué usted es mi compadre, verdad?
- Chico, ve a comerte unas cotufas para que llenes el estómago.
- ¡No me voy a comer nada! –exclamo ya rumbo a la sala sanitaria por tercera o quinta vez, no me acuerdo. A mi regreso acontece sobre el fondo de luces y sombras la escena romántica, bien fina, de una majestuosidad que empobrece el recuerdo de “Lo que el viento se llevó”. Es una montaña rusa de emociones: al llanto a moco tendido, lo sigue el júbilo porque ¡el planeta está a salvo!
- ¡Bravo, bravo! Qué Sean Penn ni que nada ¡Nicolasito es mi gallo! - aplaudo de pie el colosal desempeño del intérprete de clásicos invaluables como “60 segundos” y “La leyenda del tesoro perdido”. Cuando ya los créditos del filme cruzan la pantalla y la sala comienza a iluminarse, de la butaca delantera se incorpora una visión de otro mundo, ciertamente un ángel de flameante cabellera que parte para perderse sin remedio entre la multitud. Pero qué va ¡De aquí no me voy hasta que le den un Oscar al actorazo!
Y a mí la del estribo.

sábado, mayo 23

Irradie sabiduría

¿Acaso duda usted de esa certeza astronáutica según la cual el sol sale para todos? ¿Quién en su sano juicio se atrevería a negar que, efectivamente, lo que no mata engorda? De allí que no entiendo cuando una persona lamenta haberse quedado sin palabras, sin nada que decir o algún buen consejo que ofrecer al amigo que lo necesite: toda frase pronunciada por su interlocutor da pie a irrefutables lecciones de vida que, formuladas en el momento justo, permiten largas horas de amena y edificante charla. A modo de ejemplo, vierto en estas líneas una conversación oída recientemente en el Metro, y la cual usted podrá tomar como modelo para convertirse así en un faro de elocuencia y sabiduría:
- ¡Epale, con que ave de mar por tierra! ¿Cómo está la cosa?
- Más o menos.
- ¿Y los hijos? ¡Seguro igual de listos que el padre! Es que de tal palo…
- Bueno, el otro día el mayorcito me alzó la mano.
- No te preocupes, eso pasa hasta en las mejores familias. ¿Y la mujer?
- Me abandonó hace poco.
- ¡Ver para creer! Pero no te ahogues en un vaso de agua, mira que en la vida todo tiene remedio, menos la muerte. ¿Le has intentado hablar? Así es que se entiende la gente. Hay que darle tiempo al tiempo, que lo cura todo mientras el amor perdona ese mismo todo. Aunque… ¿crees que donde hubo fuego cenizas quedan?
- No creo.
- Bueno, pasó lo que tenía que pasar, más se perdió en la guerra. Te informo: más vale solo que mal acompañado. No hace falta la que se fue, sino la que viene ¡Un clavo saca otro clavo!
- Sí, comencé a salir con alguien, pero es cleptómana.
- Explícame… ¿fue entonces peor el remedio que la enfermedad, o saliste de Guatemala para meterte en Guatepeor? Es que las desgracias no vienen solas, pero a lo hecho pecho.
- Y ni te cuento que en la oficina me va terrible con el nuevo jefe.
- Uno no sabe para quién trabaja. Déjalo tranquilo porque el que la hace, la paga.
- ¿Y las cosas caen por su propio peso?
- ¡Claro! A la larga todo se sabe. Tranquilo, que Dios aprieta pero no ahoga, da y quita, y dice ayúdate que yo te ayudaré.
- ¿Dónde dice eso Dios?
- A buen entendedor… No te preocupes que en la vida todo tiene remedio, menos….
- Ya eso me lo aconsejaste.
- Ay, disculpa.
- La buena noticia es que estoy pensando en montar mi propio negocio.
- Con lo de la crisis, es meterse en camisa de once varas. Las empresas pagarán poco, pero más vale pájaro en mano.
- Es mi sueño.
- Y soñar no cuesta nada. Aunque la peor diligencia es la que no se hace, siendo la esperanza lo último que se pierde. ¿Sabía que quien no llora no mama? En todo caso, cuenta conmigo pues dos cabezas piensan mejor que una.
- ¿Y en la unión está la fuerza?
- ¡Exacto! ¡Y también mañana será otro día!
- Chico, qué reconfortante es hablar contigo. Me siento mucho mejor luego de tan alentadoras palabras.
- Se hace lo que se puede.

viernes, mayo 15

¿Es usted intenso/a?

Cada cierto tiempo uno dice o escucha “zutano es intenso”, sin tener mucha certeza de qué se refiere tal afirmación. Así solemos clasificar a quienes le buscan la quinta pata a todo gato, el Diccionario de la Real Academia Española define a las personas dueñas de esta cualidad como “muy vehementes”, mientras los psicólogos dicen que no es bueno vivir con las emociones en constante crispación. Responda el siguiente cuestionario para saber si es usted un individuo a quien nada le hace ni coquito o si, por el contrario, su volcánica intensidad transforma todo a paso en un mar de lava:

Cuando conoce a alguien que le gusta:
1. Espera que esa persona la o lo invite a cenar a usted.
2. Usted la invita inmediatamente a cenar.
3. Le monta, al momento de conocerla, tremenda escena pues esa persona ha cenado en anteriores oportunidades.

Si la tele transmite un capítulo de El Chavo del Ocho, usted suele:
1. Reírse mucho.
2. Cambiar de canal.
3. Comentarle a quien esté a su lado que, con el paso del tiempo, se ha intensificado el drama de la infancia abandonada, fenómeno social favorecido por la desintegración de la familia como célula de la sociedad más el pavoroso colapso de los principios morales.

Si sospecha que su pareja le es infiel, usted:
1. Contrata a un/una stripper.
2. Contrata a un detective privado.
3. Contrata a un sicario.

Lleva en su iPod la colección completa de:
1. Neguito Borjas, Britney, Tito “El Bambino”.
2. Los Melódicos, Abba, Ricardo Montaner.
3. Ricardo Arjona, Amy Winehouse, Madredeus.

Cuando en una fiesta alguien expresa opiniones políticas contrarias a las suyas, usted:
1. Va y se une al trencito de la hora loca.
2. Argumenta su punto de vista.
3. Le lanza el trago encima a ese alguien mientras le vocifera que el mundo está lleno de gente bruta.

Al momento de actualizar su estado en Facebook, coloca:
1. “Tengo sueño”.
2. “Me está dando sueño”.
3. “Trata de ver las señales que te lleven a tu sueño. ¡Coelho, sabio!”.

Si lo invitan a lanzarse en paracaídas:
1. Se niega porque le da miedo.
2. Toma lecciones con un experto.
3. A 50 metros antes de llegar al piso, suelta los arneses que lo sujetan al artefacto para vivir la emoción a plenitud.

Resultados. Sume ahora los puntos de la respuesta ofrecida en cada ítem para descubrir su grado de intensidad.
De 7 a 10: A su corazón de hielo todo le resbala. No sea así y llame a su pobre madre que yace en cama.
De 11 a 15: Está decidido a vivir nuevas experiencias, aunque sin exageraciones ni dramatismos.
De 16 a 21: ¿Qué espera? ¡El grupo de emos de su vecindario espera por usted!

viernes, mayo 8

Escenas para Hulka

Días atrás los periódicos reseñaron la posible escogencia de Megan Fox -la candente chica de Transformers- como protagonista de la película Hulka (o, en inglés, She-Hulk), adaptación cinematográfica del comic publicado por Marvel a finales de los 70, y donde se narran las aventuras de Jennifer Walters, la prima de Hulk que, al igual que éste, apenas la hacen enojar rompe toda camiseta y mansedumbre para convertirse en un feroz bicho verde muy dado a caerle a trompadas a la fuente de su cólera. Como aún no inicia el rodaje, los guionistas del filme están todavía a tiempo de incorporar las escenas sugeridas por este humilde servidor, propuestas con el único fin de imbuir de mayor realismo esta historia que, según ciertas circunstancias, está muy lejos de ser ficción:
- Jennifer llega a un centro de estética para depilarse con cera caliente el área del bikini. Apenas la esteticista retira de sobre la entrepierna de la heroína la primera banda del pegajoso betún, ésta salta del asiento mientras su piel comienza a tomar un escalofriante color verde grama…
- Es lunes y Jennifer inicia la dieta calórica. Pero, a media noche, no resiste la tentación y abre la nevera para arrasar con una taza de mondongo más dos raciones de helado de chocolate. Removida por la culpa tras saciar su apetito, se convierte en Hulka y embiste contra sí misma.
- Jennifer está en Disney y, al momento de sacar efectivo de un cajero automático, sus ojos se inyectan de sangre luego de advertir el monto de la cuota en dólares consentido por Cadivi.
- Jennifer lava su ropa íntima en la ducha y la cuelga del perchero de la cortina de baño. Acto seguido, se convierte intencionalmente en Hulka para esperar, sentada sobre el retrete, a ver quién se atreve a decirle algo.
- El marido de Jennifer conoce el secreto de su esposa; por lo que, para evitar sinsabores, elige bajarle la tapa al inodoro luego de orinar, llegar temprano a casa los viernes y no beber agua del pico de la botella.
- Jennifer planea ir al supermercado en busca de carne regulada. Para ahorrar tiempo, va de una vez convertida en Hulka.
- Hulka se sirve de sus poderes para que el carnicero le despache 350 gramos de carne regulada. Al instante, le saltan encima muchas otras Hulkas.
- Jennifer se sienta frente a la tele a ver Portadas. No pasa media hora cuando ya los estudios del canal de la colina aparecen desbaratados.
- En un acto de torpeza, el marido de Jennifer le dice: “chica, te veo gorda”. Al volver en sí tras su arrebato, Jennifer ya no es casada sino viuda.
- Jennifer está por entrar a un ascensor. Ignorante de a quien se dirige, un joven le indica cortésmente: “Pase usted… doñita”. No bien Jennifer escucha que es aludida con dicho tratamiento que a toda mujer de mediana exaspera, comienzan a abultárseles las venas del cuello mientras un alarido ensordecedor inunda el sitio: “¡¡¡Cómo que doñitaaaa!!!”.

martes, mayo 5

Aquí se habla Willy May

Varios amigos de Maracaibo, donde nací y crecí, han emigrado a los Estados Unidos en procura de porvenir. Cuando chateo por Messenger con alguno de ellos, la comunicación suele estar mediada por la nostalgia más un muy interesante fenómeno lingüístico: una mezcla de español e inglés impregna el diálogo, aunque no es precisamente espanglish, o tal vez sí pero en una curiosa variante que combina el idioma de Shakespeare con la jerga maracucha.
A mitad de camino del aprendizaje de una nueva lengua, mis amigos en el exterior resisten desprenderse de aquellas palabras que los remiten a casa, fijando residencia verbal en uno y otro idioma (0, para ser exactos, en ninguno de los dos). Como ejemplo, reproduzco en estas líneas una reciente plática, eso sí, suprimiendo mucha de la terminología zuliana presente en la versión original con el propósito de que el asunto no resulte indescifrable para los lectores de otras latitudes:
- ¡Epale, primo!
- ¡Creature, qué de times! Estáis más lost que el hijo de Limbert.
- ¿Cómo está eso allá en el norte?
- No es por grillúo or hablachento, pero por aquí todo está everything's fine, ar hand. ¡Esto es bien beautiful! Hay como un Sambil mollejúo en cada corner y no se ven chirrincheras de route six ni un solo huele glue en la calle. Eso sí: durante los winters uno tremble como un machorro.
- Aunque con lo de la crisis la cosa está un poco fea.
- Well, lo del business is a good lavativa. He tenido bad milk, pero ya sabéis: God pressed but not ahoga.
- ¿Y qué estás haciendo para sobrevivir?
- Desde que llegué aplaudiendo en el airplane he dado más vueltas que cherry en boca de old woman: trabajé de guachimán, poniendo ampoyetas, cargando busacas y hasta de mesonero sirviendo pocillos en una coffee shop. Aunque, para serte franco, aquí los clientes son very agallúos. He pelado full ball, a veces sin cobres ni para el market.
- ¿Y qué es lo que más extrañas?
- ¡No sabéis cómo quisiera comerme un patacón a base de plantain! Pero he formado un grupo de friends con un gocho más un muchacho er devil margariteño. Occasionally, hacemos una muuuuu para comprarnos unas beers en el depósito.
- ¿Y los amores?
- Mijo, honestly, acá las ladies son medium farfullas, como de yelo. Si no tenéis ni una burusa de cash, te fregaste, te tratan como un wircho.
- ¿Y por qué no te regresas?
- ¡A la lona! Aunque aquello sea lo best de la bolita del world, aquí sigo arronzando mis Sweet Dreams y mis Beautyrest. Además, la jaiva por allá no está muy cool que se diga.
- Algo así.
- Wow! Aunque estemos de polo a polo, no me puedo hacer el Willy May cada vez que veo en los Panoramas en inglés lo que pasa allá. Siento que me metieran un knock-out en el alma, un cariaco en el heart.
- Bueno, al menos se nota que ya eres políglota.
- Pa´ que you véais. Pero te dejo la parraguera que ya me toca pasar lampazo en la coffee shop. Cuidate, cousin, nos estamos wachando y que the Virgin of la Chinita esté always con vos.