sábado, enero 2

El aguajero

- Tiempo sin verle ¿Cómo anda la cosa?
- Aquí, compadre ¡Mejor que nunca! Estaba por llamarle y es que desde hace semanas lo llevo en la mente, hasta he soñado con usted, hermano del alma, gemelo imborrable de mi corazón ¿Cómo le va?
- Más o menos, actualmente a pie porque se me echó a perder el carro.
- ¡Haberlo dicho antes! No se preocupe: el fin de semana usted me lleva ese carro a la casa que yo se lo arreglo el mismo día.
- ¿Y usted conoce de mecánica automotriz?
- ¡Por supuesto! He hecho cursos varios tanto dentro como fuera del país.
- No sabía.
- Es que yo soy un carajo muy humilde, no ando por ahí pregonando ese tipo de cosas ¿Y qué tiene el carrito?
- Se le fundió el motor luego de que el dispositivo que esparce el aceite dentro del sistema propulsor dejara de lubricar las bielas del cigüeñal.
- ¿Eso es todo? ¡Yo se lo acomodo en un santiamén! Ya sabe que cuenta conmigo para lo que sea.
- El problema son los repuestos que no hay.
- Hoy mismo se los consigo con un contacto que tengo por ahí.
- Buenísimo. ¿Y de resto, cómo está todo?
- ¡Mejor que nunca! Ahorita ando con un par de mujerones, una morena y la otra, pelirroja. Lo voy a invitar un día de estos para que salgamos a echarnos unos tragos y presentarle a la hermana de alguna de ellas, o de ambas, que están igual de buenas. Claro, usted ni lleve la cartera. Yo pago todo. Va a ser inolvidable.
- Pero no me vaya a dejar embarcado como la última vez.
- Esa noche se me murió la batería del celular, luego lo estuve llamando y salía ocupado ¿No le llegó el mail que le envié al día siguiente?
- Creo que no. Y a todas éstas… ¿qué lo trae por aquí tras tanto tiempo?
- Para su beneficio, vengo a proponerle el negocio del siglo XXI: exportar matas de sábila a Pakistán. Un tiro al piso. Mire acá las cuentas meticulosamente explicadas en esta servilletica. Y recuerde: no hay peor gestión que la que no se hace.
- Uuhhmmm, el asunto parece lucrativo, según la servilletica ¿Y qué papel juego yo ahí?
- Nada más y nada menos que el de financista. Con un par de melones de los fuertes, va a ser trillonario en cosa de meses, semanas quizá. A mí, a lo sumo, me quedará una guevonaíta.
- Me gustaría participar, pero ya sabe cómo está de dura la situación; además, si mal no recuerdo, usted no me ha devuelto mis ahorros que le facilité en calidad de préstamo hace años para los pañales de su bebé recién nacido.
- Esas inversiones son de las que llaman de retorno a largo plazo. Pero le juro por mi madre que la quincena que viene va a empezar a ver jugosos dividendos.
- ¿Cómo lo de su doctorado?
- Óigame bien que le voy confiar una verdad: este año sí me gradúo de bachiller, otra vez por mi madre que sí.
- ¿Ya no más aguaje ni villas o castillos?
- ¡No se me ponga malicioso, compadre! ¿Va usted a dudar así de mi palabra e integridad?
- Ni que fuera pendejo.
- Y ahora me voy que la morenaza me está esperando. Eso sí: seguro, seguro mañana lo llamo a primera hora para concretar el arreglo del carrito más lo de la hermana de la pelirroja.
- ¿Me llama entonces?
- ¡Ya ese hembrón es suyo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, queria invitarte a que agregues tu blog a planetavenezuela.com.ve
es un directorio de webs y nos gustaría que estuvieras.
saludos

Diego