viernes, marzo 26

La importancia del ja ja ja


Hace días estuve a punto de perder una amistad tras plantearle a esa persona, vía correo electrónico, lo siguiente: “Nos vuelvas por casa si no traes dinero para la cena”. La destinataria del mensaje me contestó ofendidísima, anunciándome hasta el mal del que me iba a morir más un amplio surtido de palabrotas impublicables en este horario Tipo A, por lo que me remito a transcribir los extractos menos feroces de su respuesta, tales como “recuerda las veces en que te he sacado las patas del barro” y “yo pensaba que eras gente”, etc. Yo escribí aquello en broma, pero la amiga en peligro de dejar de serlo no lo tomó de esa manera debido a que obvié el imprescindible ja ja ja tras dicha frase que, leída sin su festivo corolario, es cierto, se presta a ser malinterpretada.
Y es que el bendito ja ja ja, de uso corriente en mensajes de texto, correos electrónicos, chats y redes sociales, envía la señal inequívoca de que la afirmación precedente no va en serio, vertiendo en las relaciones virtuales el gesto cómplice y la risa estruendosa que claramente advertimos en la comunicación cara a cara. Por un tiempo me negué a emplear esta fórmula por considerarla, al igual que los smileys, medio cursi y pavosa, pero experiencias como la descrita me enseñaron a los golpes la obligatoriedad de su presencia en ciertos mensajes electrónicos (en otra ocasión casi pierdo el empleo por escribirle un mail al jefe indicando “usted es el propio tirano” sin añadir esa coletilla que es como guiñar un ojo digitalmente).
Tales son la utilidad e importancia del ja ja ja en las nuevas comunicaciones, que ha pasado de ser mera reacción a convertirse en un argumento en sí mismo, en versátil comentario que no necesita de la compañía de otras palabras. Si nada se le ocurre para seguir el hilo de una charla virtual o simplemente no anda muy ingenioso ese día, con recurrir al ja ja ja ya estará usted vívidamente comunicado y hasta podría mantener un denso debate sobre cualquier tópico:
- Habrá que acudir a la danza de la lluvia para ver si llueve -le apunta su interlocutor digamos que por Messenger.
- Ja ja ja.
- Y ni esperanza con los actuales niveles de condensación pluviométrica que frena la precipitación de las masas acuosas presentes en el cielo.
- Ja ja ja y más ja ja ja.
Pero cuidado, que la propiedad de esta radiante muletilla para invertir el sentido de una oración precisa que seamos cautelosos e incorporarla sólo en la debida circunstancia: un ja ja ja de más resulta contraproducente y muy feo le hubiese quedado al Padre de la Patria haber suscrito en el trecho más luminoso del Discurso de Angostura: “Moral y luces son nuestras primeras necesidades… ja ja ja”. La breve familia de las onomatopeyas risueñas brinda matices con significados diferentes de acuerdo a la vocal que acompañe a la j. No es lo mismo Ja ja ja que Je je je, que es como una sonrisa que no se decide a despegar, Ji ji ji traduce malevolencia, el jo jo jo es de un obvio tinte pascuero, y mucha prudencia si recibe un mail que concluya con el infrecuente ju ju ju pues es muy probable que se trate de un psicópata. En todo caso, aplaudamos esta versión en red de la alegría, tanta peladera de dientes digital cuyo auge no deja dudas del carácter absolutamente útil y memorable del presente artículo… ja ja ja.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ja ja ja no deja de ser algo aséptico y hasta poco natural... en cambio JAJJJJAJJAJAJJAJAAAA refleja otro espíritu. O no?... jijijijijijiiiji

Anónimo dijo...

un saludo desde www.agenciapinocho.com

nos encanta tu blog Carmona

Anónimo dijo...

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