martes, abril 27

Personal de confianza


En lo profundo de nuestro sencillo corazón laboral, todos deseamos ser personal de confianza. Hasta el sindicalista más combativo destina una noche de su vida a soñar que cena espléndidamente en casa del dueño de la empresa (en algunas en las que he trabajado, eran precisamente los jefes sindicales quienes participaban con el patrón de una secreta e inquietante camaradería) y así compartir al calor de las altas esferas ese bonito sentimiento que es la confianza.
La consecución de tan prestigioso anhelo, no obstante, da pie a situaciones dramáticas y no poco estrés. Primero, cuando a un empleado se le coloca sobre su hombro el galón de personal de confianza, inmediatamente el resto de la nómina le agarra desconfianza, llegando incluso a guardar silencio o a cambiar de tema de conversación cada vez que el heredero de la fe empresarial se acerca a la mesita del café o entra al ascensor. Dicho acto reflejo responde al carácter excluyente del nombramiento: si se anuncia que Martínez es de confianza, es que Pérez y Valbuena están en entredicho u ostensiblemente no son de confianza, lo que genera el natural reconcomio alrededor de estas estratégicas piezas de ajedrez laboral.
Pero… ¿qué es un personal de confianza? A grandes rasgos, podría decirse que son quienes ocupan cargos decisivos dentro del organigrama de una empresa; pero también se dan versiones tropicales y la secretaria dedicada o el chofer de años podrían resultarle al dueño de una empresa excelentes custodios de su buena fe por sobre alguno que otro miembro de la junta directiva. Pero cuidado con equivocarse: saludar con un beso en el cachete al accionista principal no supone ser de confianza sino confianzudo, mientras que la recepcionista atenta a las confidencias de sus compañeros para después irlas a despepitar al oído del patrón, tampoco es personal de confianza sino una sapa.
No es un género exclusivo de las grandes compañías, por lo que hasta quienes ejercen la economía informal también disfrutan de personal de confianza; así, el buhonero sólo confiará a un primo o a un cuñado (estos son comercios de rancia tradición nepotista) la vigilancia de su tarantín de quemaítos. Se sabe que tal variedad de empleado percibe beneficios excepcionales, pero la entrega solicitada más allá de toda frontera confirma aquello de que, a veces, la confianza da asco:
- Supe que anteayer cobraste horas extra. Y eso no se hace - increpará, como si se tratase de una reprimenda conyugal, el empresario desilusionado a su personal de confianza.
- Es que llevo 6 años sin tomar vacaciones y 8 meses viniendo hasta los fines de semana.
- Pero defraudaste lo más importante en nuestra relación, que es la confianza.
- Lo que pasó es que ese día trabajé 20 horas seguidas, y no las acostumbradas 18.
- Ahora pasará mucho para que vuelva a confiar en ti.
Embriagados por la ventaja de llegar a la oficina con la peor combinación de ropa posible sin que ningún subordinado se atreva a decirle algo, algunos integrantes de esta casta dan como cierta la frágil fantasía de estar a la par del dueño, irreemplazables, cuando sobre sus cuellos pende un acero de doble filo, el privilegio y la amenaza de ser corresponsables del éxito o el fracaso de una empresa. Si el negocio va bien, ¡de maravilla! Pero si no… Muchos ex personal de confianza ocupan cada día las gradas del desempleo pues -pese a que la luz de la confianza alumbraba sus investiduras- seguían siendo personal.

miércoles, abril 21

Paseo por el dial


…para los conductores que siguen nuestro reporte aéreo del tráfico, en estos momentos sobrevolamos la Fajardo donde se observa una tranca descomunal vía este-oeste. Ya nos acercamos a ver qué pasa ¡Ajá! A los buhoneros de la avenida les acaba de llegar una nueva remesa del último CD del Conde del Guácharo y los conductores se detienen en masa para adquirir la novedad. La cosa es para rato… Sé que hubo muchos oyentes daltónicos que contestaron mal la pregunta sobre de qué color era la alfombra roja de los Oscar; por eso, a ver, llame ahora y diga si los bichos de Avatar era azul celeste o azul verdoso y gánese ¡graaaaaaatis dos entradas para… esta lucha, este milenio cargado de esperanza en que, camaradas y camarados, derrotaremos la nefasta herencia de los traidores, de los conspiradores, de los apátridas impíos del espíritu colectivo deseoso de ese amanecer que nos espera cargado de una… inflación que, según el reporte del BCV, registró un repunte del 1,6 por ciento mientras la cesta básica alcanzó los 4.081 bolívares, lo que representa un aumento del 27 % con respecto al año pasado, afectando principalmente los rubros de… el glamour, amiga, eso nunca lo puedes perder de vista. De allí que si quieres rebosar elegancia, te recomendamos seguir las tendencias del pret-a-porter parisino que esta temporada se inclina por los tonos fucsia y turquesa para que luzcas un enigmático look cuando vayas a… ♪perrear, nena, a perrear /que lo tuyo y lo mío es sandunguear, mami/ hasta hacernos sudar/porque♪… la comunicación es el primer valor que debe seguir una pareja que anhele durar por muchos, muchísimos años. Los miembros de una pareja romántica tienen que respetarse, honrarse el uno al otro, eso sí, sin olvidarse nunca de… ♪Perrear, nena, a perrear /que lo tuyo y lo mío es sandunguear, mami♪… y en esta Nueva Era la paz está dentro de ti, no pierdas la ilusión, halla esa armonía, ese sosiego por el que siempre has soñado y que te brindará una vida llena de calma, de esa serenidad inquebrantable porque… ¡Estamos en guerra! ¡Sí, en guerra! Guerra a muerte contra el oprobio con el que los poderosos nos han sometido por siglos ¡A la batalla, compañeros y compañeras! ¡Sin tregua! Así algunos digan a nuestras espaldas que... ♪no pienso quedarme a tu lado/ mirando la tele y oyendo disculpas/ La vida me ha dado un hambre voraz/ Y tú apenas me das caramelos/ Me voy con mis piernas y mi juventud/ por ahí aunque te maten los celos/ Soy una loba en…♪ la oposición, Marta, lo nos queda antes de que nos lleve quien nos trajo. Y estamos a puntico. La gente se ha dado cuenta y está harta. Es más: ya yo voy saliendito a celebrar porque… ♪si ella se porta mal, dale con el látigo/Se sigue portando mal, dale con el látigo/ Y si ella se porta mal, dale con el látigo/dale con el látigo, dale con el látigo porque♪… Guerra, guerra, guerra!... ¡Arrepiéntete, hermano! ¡Él es el Salvador y quiere darte Vida Eterna! Murió por nuestros pecados para el perdón a la humanidad, por eso que esta palabra llega a tu vida para que la dejes entrar y tengas comunión con la... si eres de signo Géminis… ♪Látigo látigo látigo♪… y para los conductores que siguen nuestro reporte aéreo del tráfico, gran colisión en… la esperanza, pero… pase lo que pase… amigo, no pierdas la ilusión.

martes, abril 20

Mamá en red


Días atrás un joven de Arkansas solicitó a los tribunales de la región una orden para mantener a su madre alejada de Facebook luego de que la doña, de nombre Denise New, ingresara a la cuenta del muchacho y le abarrotara el muro con sermones y reprimendas. Denise contraatacó declarando en los periódicos: "Desde el punto de vista legal, está permitido que yo observe las actividades online de mi hijo y que también me comunique con él por ese medio". El caso descrito confirma que la devoción de una madre no conoce fronteras y ya llegó, con múltiples resultados, a los rincones de la web 2.0.
Es natural y hasta ineludible que las madres anden pendientes de los pasos de sus hijos, más aún si éstos son menores de edad que deambulan por ese callejón plagado de amenazas que es internet; pero ya cuando el hijo es mayorcito y la señora una porfiada intrusa virtual, la combinación toma matices bastante incómodos. Y la tiene de bombita la progenitora que decida andar al acecho online: conoce desde la hora y la fecha de nacimiento, hasta la cédula de identidad y el número de calzado de sus manganzones, por lo que no le será difícil descubrir, a los pocos intentos, las claves secretas para pasearse libremente por las habitaciones electrónicas de los vástagos.
Hasta hace poco ellas salían espantadas del cuarto de su hijo adolescente cuando, al momento de la limpieza, encontraban debajo del colchón el cargamento de revistas triple XXX; ahora el disco duro del PC es el “debajo del colchón” y si la madre, además de metiche, es versada en asuntos tecnológicos, no dudará en arrojar los archivos “indecentes” ya no al bote de la basura sino a la Papelera de Reciclaje para luego vaciarla sin posibilidad de recuperación alguna. ¿Desea ella saber si su tripón anda detrás de los picones de Britney? Con recorrer el historial de búsqueda sabrá la respuesta ¿Está la princesita de la casa en busca de un establecimiento donde tatuarse una nalga? Para salir de dudas, las madres/hackers correrán a echarle un vistazo a la carpeta de los temporales.
Twitter disipó la antigua incertidumbre de con quién andan los “retoños” y hoy la vigilancia materna es omnipresente: la madre afligida y contemporáneo se entera en tiempo real si Beatricita (con dos novios en el colegio y otro en el vecindario) fue a una firma de autógrafos de Arjona y no a la biblioteca, o si Vicentico invirtió la mesada en boletos para el concierto de Metallica. No demorarán entonces en arribar al buzón del acorralado reproches de no más de 140 caracteres, del tipo “Mijo, esa junta no te conviene” o “¿Y tú qué haces por Choroní, ah?... ¡Te me vienes ya para la casa!”.
La intrusión materna en Facebook depara penosas consecuencias hasta para los más grandecitos. Como si ya no fuese lo suficientemente vergonzoso que los amigos publiquen las fotos de bachillerato donde aparecemos con camisetas a lo Miami Vice, toda progenitora maneja gráficas aún más bochornosas de nuestro pasado y, embriagada de orgullo, al menor chance abrirá un álbum donde salimos durante la primera comunión con una velita entre las manos, o nuestra foto con seis meses de nacidos y el pipí en primerísimo plano. Así que si tu vieja es una entusiasta de la tecnología, piénsalo dos veces si te solicita ser su amiga en una red social y, en su día, regálale una plancha a vapor o una licuadora con seis velocidades pero nunca, ¡jamás!, un iPad con conexión WiFi.

martes, abril 13

Centro de estética “El Ofertón”


-¿Te las pinto de lunita, acrílicas, enterizas o con la forma de un animal? –pregunta la manicurista a la clienta recién acomodada sobre el tambaleante taburete del Centro de estética “El Ofertón”, improvisado bajo un toldo justo en la esquina más concurrida de la Baralt.
- Como esté de moda -se muestra dúctil la clienta.
- Postizas entonces, con figuras de estrellitas. ¿Se le antoja un café? ¡Cafecero, un guayoyo aquí para la clienta! -solicita la esteticista al cafecero que, con un termo de café y otro de sopa, administra su tarantín al lado del de la esteticista como una provechosa alianza estratégica pues, al igual que los emporios de la belleza establecidos en los centros comerciales, los instalados en las aceras también derrochan amable atención.
-Mujer, pero qué manos tan descuidadas.
- Es que la lavadera de platos en casa no me deja uña sana.
- Te voy a recomendar una cremita para la cutícula que vende la yerna mía aquí mismito, después del puesto de las pantaletas. Son de una marca reconocidísima, “Estoy Ladre”.
- ¡Qué lujo!
- ¿Y cómo andan las cosas?
- Ya sabes, una siempre acomodándose para no pasar desapercibida.
- Y es que, sea cual sea la situación del país, el asunto de la belleza nunca flojea: faltará arepa, pero nunca labial pa´ llevarse a la boca. Por eso estoy a punto de ampliar el negocio y fusionarme con una comadre para expandir mis servicios cosmetológicos. Proyecto añadir otra lámina de anime e incursionar en el rubro de las perforaciones sin dolor. Te garantizo que conmigo no se te cae la oreja.
- Buenísimo, con lo dificultoso que es conseguir a una esteticista responsable. Te cuento que el otro día me puse unos lentes de contacto de esos que venden por los lados del Mercado del Cementerio y, aunque quedé como la propia gringa, me los tuve que quitar porque se me ralló la cornea tras una severa infección intraocular. Así que si ves que miro con un ojo para otro lado cuando me hablas, no te preocupes.
- ¡Es que hay cada oportunista! Aquí no, aquí andamos integrales y, además de aplicación de mechitas y limpieza de cutis, también somos spa y ofrecemos los servicios de masaje con piedras de canto rodado, envoltura con borra de café (la esteticista mira de reojo al cafecero), velo de concubina, y radioterapia adelgazante donde un primo aquí cerquita que maneja un laboratorio de Rayos X. Ah, y no te puedes perder el combo bronceado a la antigua más depilación con rallo.
- ¿Rayo láser?
- Rallo de rallar. Y, cuando arrecie la temporada de lluvia, barroterapia para que te quede la cintura como la de la hormiga atómica. Eso sí, con pre y post operatorio incluido en el precio. Aceptamos cestatickets.
- Qué bien, ya casi tengo reunida la plata para mandarme a poner más pechuga y quedar como los hembrones que salen en los avisos de cerveza.
- ¡También ofrecemos dicho servicio! Tú sólo trae los antibióticos y aquí te hacemos el resto. Bueno. Ya esto está listo.
- ¿Y cómo quedé? –interroga la clienta, vacilante, extendiendo los dedos de sus manos para detallar ante la luz de la tarde el resultado.
- De muerte lenta. Otra obra maestra de “El Ofertón”.

martes, abril 6

Un dinosaurio en la biblioteca


Volver luego de mucho tiempo al rincón menos visitado de la biblioteca personal ofrece reencuentros inesperados, “Gargantúa y Pantagruel”, una edición ilustrada de “Platero y yo”, más el último tomo sobreviviente de los dieciocho que un día integraron mi Enciclopedia Bruguera, con las esquinas del empaste aporreadas y la tipografía en dorado hecha grietas como un anciano con un diente de oro a punto de caérsele. La acumulación de polvo sobre su lomo más el olor amargo que ahora emiten sus páginas revelan que hace mucho nadie lo consulta pues para los más jóvenes, el mamotreto representa un recurso primitivo, un dinosaurio solitario que ¿todavía? anda por casa.
Cuán diferente esta ruina a su época de gloria, cuando las enciclopedias compradas mediante cuotas mensuales eran un material de obligatoria consulta y el Discovery Channel de los gallos de hace un par de décadas. A través de sus páginas asistimos al auge de la ciudad sumeria de Uruk, al sur de Mesopotamia (la erudición obedece a que en este momento tengo precisamente esa página abierta) o, junto a las definiciones perpetuas de Serafín Mazparrote, supimos que hay dos tipos de células, las eucariotas y las procariotas. Fueron, sin duda, nuestra propia Biblioteca de Alejandría condensada en volúmenes alineados simétricamente sobre una repisa con la consistencia adecuada para soportar -suponíamos entonces- todas las respuestas del mundo.
Aunque lo malo también hay que decirlo y estudiar con ellas podía resultar una experiencia sanguinaria. Si un volumen no era manejado con prudencia, el afilado y lustroso borde del papel glasé de sus hojas configuraba una guillotina para las yemas de los dedos que, tras un par de horas de uso, dejaba como secuela el meñique y el anular rebanados en tajitos, más escalofriantes groserías alrededor si uno de los tomos con todos sus palacios griegos y estatuas etruscas te caía de canto sobre el dedo gordo de un pie. El refrito no es cosa nueva y en épocas anteriores al “copy paste”, el estudiante se veía en la necesidad de reproducir en el cuaderno párrafos completos de la enciclopedia, con la ventaja de que, tras una tarde de transcribidera, algún residuo de conocimiento permanecía en la memoria (el mismo resultado daban las chuletas que al momento del examen ya no había que sacarlas pues aprendimos la respuesta de tanto copiarla en papelitos o bajo la media, a la altura del tobillo. Sí, la malicia también depara beneficios pedagógicos).
Las viejas enciclopedias ejercían además una función social y salíamos muy campantes con un tomo apertrechado bajo el brazo como prueba categórica ante nuestros padres de que íbamos a estudiar donde un compañero y no al cine; y hasta eran una herramienta de seducción al momento de cumplir con los deberes escolares: para lograr que fuera a casa la tierna del salón, no había mejor anzuelo que promocionar en el cafetín nuestro vasto repertorio de sabiduría empastada.
Las enciclopedias en línea y sus versiones en CD, novedades como Wikipedia más la infinidad de conceptos vinculados a Google, modelaron la lluvia de meteoritos que extermina a estos animales prehistóricos que van desapareciendo silenciosa y gradualmente de las repisas de los hogares, unos echados a morir bajo la pata de alguna tambaleante mesita de noche, otros entregando su tapa dura e ideal para encender una parrilla, entre cuyas brasas arden muchos de estos dinosaurios eruditos que lo sabían todo menos su destino.