martes, agosto 10

A oídos necios


- Mesonero, este pabellón está piche...
- A ver, déjeme oler. No creo.
- Pero mire esas cosas moviéndose ahí, por entre las tajadas.
- Debe ser el viento. Vamos, pruebe un poquito nomás.
- ¿Y si me pasa algo?
- Qué le va estar pasando nada.
- Pa´ ver… ¡Guácala! ¡Sí que está piche!
- Sospecho que el problema no es el pabellón. El problema es su paladar que no está acostumbrado.
- Tampoco huele bien.
- El otro día dijeron en Discovery Channel que el olfato es una cuestión subjetiva.
- Pero es que esto evidentemente está malo.
- Malo es un término absoluto, en oposición a bueno; y ya se sabe que bueno y malo son categorías que no pueden ser consideradas como cualidades intrínsecas de las cosas, los individuos, las acciones y los pensamientos.
- Si me como esto me voy a enfermar.
- No sea quejoso. Hay culturas que acostumbran a consumir guasarapos, lombrices, patas de oso, y no pasa nada. Como se dice, lo que no mata, engorda.
- ¿Entonces admite que esto está malo?
- Quizá algún cliente le tiene rabia a usted y le cambió la comida. O puede ser que usted no la consumió a su debido tiempo y mire lo que ha pasado.
- Si es que llegó así.
- Vamos, hombre, no exagere; quizá las caraotas estén muy levemente pasadas; pero usted las coloca a un lado del plato y verá que el resto es plenamente comestible.
- ¿Admite entonces que esto está piche?
- En el hipotético caso de que así sea, se trata sólo de un proceso de degradación natural producto de la transformación de las moléculas, e igualmente ese alimento se va a descomponer en su organismo gracias a la acción de los ácidos estomacales. Recuerde que del polvo venimos y hacia el polvo vamos. Tan cierto como que 2 más 2 son 6.
- ¿Y no son 4?
- ¡Ah, no! Usted lo que vino hoy fue a discutir y a llevar la contraria en todo ¡Sólo le falta decir que la Tierra es cuadrada!
- Quiero hablar con el gerente.
- ¿Ahora pretende quebrarnos el local, verdad? ¿Quién le ha estado metiendo esas cosas en la cabeza? ¿Los del restaurante vecino? No lo pongo en duda, es que desde hace tiempo promueven una cruzada para socavar la reputación de nuestro menú…
- A mí nadie me ha dicho nada, sólo que esto sabe mal.
- …pero seremos briosos y sobrellevaremos como un gigante hercúleo cualquier embestida en nuestra contra.
- Yo me levanto y me voy.
- ¿Con qué cobarde, no?
- Es que no me quiero morir aquí.
- ¡Ay, hembrita, hembrita! Vamos, no sea ñoño, pruebe no más y verá como se acostumbra.
- No, gracias.
- Pero antes de marcharse… ¿no le provoca un postrecito?

Ilustración: Irene Pizzolante
irenepizzolante@gmail.com
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