martes, septiembre 21

Ni tan asegurado


Toca la fecha de renovar las pólizas y el corredor de seguros (en su única aparición anual con el correspondiente “¿cómo anda todo?”) envía a nuestra dirección las diversas solicitudes para que las llenemos, trámite que implica un cierto cariz filosófico pues es la aceptación definitiva de que somos perecederos, quebradizos, mortales, propensos a robos, incendios, motines, juanetes, terremotos, caries... Y para cada tribulación hay un formulario.
Respondo en primer lugar la afiliación de HCM, resultándome en extremo candoroso el apartado Hábitos del Asegurado, donde éste ha de presentarse como un bendito si es su deseo que la solicitud sea aceptada. “¿Ha consumido o consume bebidas alcohólicas?” ¡Jamás! “¿Fuma?” ¡Primero muerto, señores! Pero cuidado, que a lo largo del documento aparecen conchitas de mango con el fin de determinar si caemos en contradicciones, por lo que a unas cuantas líneas debajo de la pregunta “¿Ha padecido de ataques de diarrea?” (¡juro que eso sale!), se asoma, como quien no quiere la cosa, la siguiente coartada: “¿Va mucho al baño?”.
No deja de sorprender cómo la sección destinada a las damas se entromete de manera tan desconsiderada en la intimidad femenina mediante un cuestionario cuyas respuestas muchas de ellas odiarán admitir, que si es adecuada su proporción talla/altura, dimensiones del perímetro abdominal más un sinfín de pormenores ginecológicos. Para ser franco, creo que estos análisis de riesgo son poco realistas pues planteamientos como “¿Padece de disnea o de alguna afección vesicular?” deberían ser sustituidos por otros más afines con los azares cotidianos, no sé, quizá “¿Realiza usted actividades sumamente peligrosas como salir a la calle a cualquier hora del día?”, “¿Es taxista?” o “¿Acostumbra consumir comida china?”.
Tras la póliza del vehículo toca el turno de llenar la solicitud del seguro de vida, momento en que uno experimenta la misma sensación que embarga al magnate cuando distribuye sus riquezas mediante la redacción del testamento. La asignación de los porcentajes implica un examen de los afectos y hasta de la vida misma… ¿Mi hermano, que hace poco se negó a prestarme el carro, merece el 10%? ¿Este matrimonio equivale al 80% ó al 5% de mis últimos beneficios?, distribución que ha de zanjarse a escondidas pues de lo contrario y por muy desinteresada que sea la pareja, se generarán candentes reproches (“¿Piensas dejarle a tu madre el 12% o es que acaso ella va a cargar con los muchachos y la hipoteca y los perros cuando tú, que Dios no quiera que sea pronto, partas de este mundo?”).
Así pasamos al recaudo concluyente, ese que atañe a la calidad del salón y al tamaño del aviso en la prensa a los que uno aspire en la póliza funeraria, convenio a reclamar sólo una vez cuando estas empresas deberían ofrecer contrataciones que indemnicen calamidades aún más frecuentes, cláusulas relativas a amistades traidoras o desilusiones amorosas que amorticen con unos realitos tan terribles daños maliciosos. Ya me veo frente al empleado de la compañía aseguradora para declararle el siniestro: “Señor, tras mucho tiempo juntos, anoche vino ella y ¡zúas!.. me chocó el corazón”.

Ilustración: Irene Pizzolante
irenepizzolante@gmail.com
http://irenepizzolante.com

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Exelente.ªª queria Saludarlo, y mandarle un caluroso abrazo, soy un estudiante de comunicacion social, y admiro su trabajo, ojala algun dia mis articulos sean debatidos en aulas de clases como lo son los suyos en la mia. Feliz semana, y jamas me pierdo una Cronica de lo cronico. tan ocurrente, sarcastico, ironico e incorrecto como lo debe ser usted. EXELENTE.

Cástor E. Carmona dijo...

Saludos también a ti, Anónimo (aunque te recomiendo salir del anonimato), y gracias por tus palabras e informarme eso de que se habla de mis textos en las aulas universitarias, espacio que respeto, admiro y me sigue despertando el mismo entusiasmo de cuando era carajito (que no es que eso fue hace mucho). Sigue bien.

Principito dijo...

Genial, como siempre.
Saludos desde Argentina.