martes, noviembre 23

Telemercadeo



- Buenos días. Con el señor zutano, por favor.
- Sí, con él habla.
- ¡Buenos días, señor zutano! Lo estamos llamando porque usted ha sido favorecido, privilegiado, ¡diríase que homenajeado! con un regalo consistente en un fin de semana en Cancún ¡Completamente gratis!
- ¿Cómo? ¿Regalo? ¿Cancún? ¿Y eso?
- Por pertenecer a una élite exclusiva y no ser un muerto de hambre como muchos que andan por ahí, se ha hecho usted ganador de esta oferta especialmente diseñada para el Día de los Inocentes.
- Para serle franco, no me intere…
- ¿Va a pelar ese boche? Con esa voz suya tan seductora que se le nota por teléfono, seguro arrasa en aquellas paradisíacas playas aztecas donde, casualmente, en días pasados se descubrió la Atlántida.
- ¿Puedo consultarlo con mi señora?
- No me diga que usted es otro esposo sometido que no puede mover ni un dedo sin pedirle permiso a su mujercita. Clo clooo clo cloooo (onomatopeya de graznido de gallina). Nomás tiene que proporcionarme unos pocos datos y, sin riesgo alguno, podrá ir haciendo las maletas pero ya.
- Si la cosa es gratis, hasta el color de los ojos si quiere.
- ¡Excelente! Deme entonces sus números de tarjetas de crédito y de débito, claves y saldo disponible.
- ¿Y el asunto no y que es gratis?
- Bueno, es sólo para gastos de afiliación, una minucia tomando en cuenta los beneficios que le esperan: usted allá en Cancún, campaneando un güisqui y con tremendo mujerón a su lado. Claro, también puede ir acompañado de su esposa.
- Es que me da como susto darle mi número de tarjeta a un desconocido.
- El peor defecto que puede mostrar un hombre es la indecisión, por lo que no sea pusilánime.
- ¿Puedo pensarlo mejor?
- Rapidez mental, señor, es lo que hace falta para echar pa´lante en esta vida. Así que no lo piense mucho pues otro afortunado podría aprovechar esta oportunidad irrepetible; sin contar que a mí sólo me dan chance de ir al baño sólo luego de cerrar una negociación ¡Así que apúrese!
- Oiga, no me grite.
- Y usted no se me revire ¡Mire que lo estamos monitoreando para mi seguridad!
- Perdón.
- Claro, como usted no es un claustrofóbico que se la pasa encerrado en este cubículo de 1x1, sin HCM y pegado al teléfono todo el santo día (sollozos desde el otro extremo de la línea telefónica). De paso, se da el tupé de desperdiciar el chance de ir Cancún, cuando a mí estas míseras comisiones no me alcanzan ni para ir a Barlovento.
- ¿Y no ha pensado en renunciar?
- ¿Y qué les voy a responder a mis cinco tripones cuando llegue a casa y me pregunten: “¿Papi, cuántos viajes a Cancún concertaste?” ¿Cómo se les explica a unos carricitos una nevera vacía, que este año tampoco viene San Nicolás? (sollozos desde este extremo de la línea telefónica). Entonces… ¿va a seguir de lambucio? ¿Me da el número de la tarjeta o no?
- Está bien, pero… ¿la cosa es gratis, verdad?

Ilustración: Irene Pizzolante
irenepizzolante@gmail.com
http://irenepizzolante.com

2 comentarios:

Señorita Cometa dijo...

buenísimo!

Anónimo dijo...

jjajajjajajjajajjjjaa GENIO! No pierdes la chispa, no... Y sigues ahì, como siempre, pegando en el meollo. Por suerte, VIVO! que este mundo serìa un lugar mucho màs inhòspito sin tì dando vueltas por ahì... ah!