martes, octubre 13

Razas en red

De todo hay en la viña de las redes sociales, desde el desbordadamente comunicativo que cada media hora actualiza su perfil con impactantes aportes del tipo “se me acaba de encajar un uñero en el dedo gordo del pie derecho”, hasta los discretos que recorren a la calladita, sin dejar huella de su paso, estos salones electrónicos. Aunque ocasionalmente un mismo individuo pueda combinar en el transcurso de una conexión varias naturalezas, presentamos en las siguientes líneas una tipología básica para que lea y descubra a cuál de estas razas virtuales pertenece usted:
- Los supersticiosos: Grupo compuesto por quienes, antes de tomar el cepillo de dientes o el primer café matutino, encienden la computadora para conocer en Facebook lo que ese día les depara el destino mediante aplicaciones tales como “La galleta de la fortuna”, “El trébol de la buena suerte”, “La bruja tabaquera”, “El secreto”, “Anita la adivina”, “El hada maravillosa”, “Mi bola mágica”, etcétera, etcétera, etcétera.
- Los Paulo Coelho: Ya sea a través de los 140 caracteres que brinda Twitter, o mediante Hi5, Orkut, Myspace, Sonico y el concurrido Facebook (en algunos casos, mediante todos ellos), quienes conforman esta categoría aspiran a hacer del mundo un lugar magnífico donde vivir gracias a la inagotable formulación de frases alentadoras, al mejor estilo de la autoayuda y el New Age. Ejem: “El placer de la existencia radica en amar a los otros como a ti mismo” o “Si lo quieres, ¡lo lograrás!”.
- Los enigmáticos: Aquellos que lanzan misteriosas sentencias que dejan en ascuas al auditorio, que se devana los sesos intentando descifrar qué quiso decir el hermético internauta. Ejem: “Ando fly”, “Noche en mi alma”, “Dios, perdóname”.
- Los levanta envidia: Asisten a animadas rumbas u organizan fines de semana en paradisiacos destinos con el único fin de anunciar la buena nueva y recibir comentarios que van desde sinceros parabienes, hasta -preferiblemente- abiertas confesiones de resentimiento. Ejem: “Preparando las maletas porque me voy para Aruba” o “¡Uhhmm! Qué rica esta parrilla”.
- Los ingenuos: Quienes integran esta casta suponen que por seguir a Britney Spears o a Ashton Tucker en Twitter, por ejemplo, estos también están al tanto de las diarias vicisitudes de sus muchos seguidores. Sí, Luis.
- Los combativos: Emplean las redes sociales como tribuna, armando zafarranchos de padre y señor mío a quien ose contrariarlos. Los espacios de controversia van desde el político, obviamente, hasta el deportivo y el religioso. Han comprobado que este medio es más seguro que poner un pie en la calle.
- Los expectantes: Sector integrado por quienes, cuando hacen un comentario en red, pasan la noche en vela refrescando la página a ver quién responde.
- Los dadivosos: Andan pendientes de quién cumple años para felicitarlo y enviarle un generoso cargamento de chocolates, flores y ositos virtuales, luego de lo cual se sienten satisfechos por su desprendida nobleza, así que no hace falta despilfarrar luego una llamada telefónica para congratular al agasajado.
- Los sensoriales: Notifican toda impresión que en ese momento registre su organismo. Ejem: “Tengo hambre”, “Tengo sueño”, “Tengo ganas de ir al baño”, “Me pica la espalda”.
- Los sigilosos: Son la versión virtual de las viejas averiguadoras. No dicen ni pío, pero permanecen asomados a estas rendijas electrónicas a ver qué hacen los otros, a dónde van, con quiénes andan, qué dicen. Manejan al dedillo la vida de sus conocidos para, al menor chance, despepitar en una crónica parte de sus conocimientos.

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