miércoles, mayo 30

Solo en casa

Es agobiante el trabajón que afronta un marido cuando su esposa sale de viaje. El primer desafío, sin duda, es reaccionar apropiadamente al momento de conocer la noticia. Bajo ninguna circunstancia se recomienda encender de inmediato y a todo volumen el equipo de sonido o asomarse al balcón del apartamento para gritar “¡Carpe diem! ¡Carpe diem!”, debido a que tales reacciones podrían despertar sospechas, por lo que se sugiere evocar eventos desafortunados que reemplacen la sonrisa ante el reencuentro con la soltería, por un gesto de tribulación.
¡Pero tampoco sobreactúe! Y mucho menos durante la despedida, no vaya a ser que a última hora la doña se arrepienta y aplace el viaje. Romper en llanto es un muy inverosímil exceso dramático; mientras decidirse por patear con furia las papeleras del terminal aéreo o terrestre llamaría la atención de los agentes del orden. De allí que cuando le corresponda despedir a su esposa que sale de viaje, exteriorice una sobria pero sentida muestra de dolor, apenas un cavernoso lamento manifestado en clave de susurro, del tipo: “¡Qué vaina, mi vida! Pero me llamas en cuanto llegues, ¿sí?”.
Sigue resolver un rosario de enigmas ¿Cómo enfriar las dos cajas y media de cervezas en un freezer de 8 pies que tira escarcha? ¿No hay suficientes sillas para el torneo de dominó? En torno a la primera vicisitud, se recomienda disponer con antelación de una neverita ejecutiva; para lo otro, tenga a mano el número telefónico de una agencia de festejos. Pero aún no es hora de perder el conocimiento, que queda la incógnita de los testigos oculares. Para solucionar esta disyuntiva, puede usted fingir un súbito brote de dengue y enviar a sus hijos a casa de la suegra (sería muy reprochable dejarlos a las puertas de un orfanato mientras dure la ausencia de la progenitora).
El ajetreo requiere las energías de un atleta. Padecer largas colas en el automercado hasta conseguir el solomo de cuerito para la parrilla, decirle al Dj que pare cada vez que repica el teléfono, combatir las alimañas que al segundo día comienzan a reproducirse entre la pila de platos sucios, sobornar a los funcionarios policiales para que desestimen las denuncias por alteración al orden público formuladas por el resto del vecindario, o –en caso de los perfeccionistas- empotrar en medio de la sala un tubo de metal cromado y mover los muebles para un mejor desenvolvimiento de la estripper durante el baile.
La esclavizante jornada se prolonga hasta el último minuto, cuando –coleto y trapito en mano- se han de borrar las huellas del cataclismo, del agobiante trabajón que afronta un marido cuando su esposa sale de viaje.

martes, mayo 22

Test matrimonial

La práctica de deshojar una margarita para resolver el enigma de “¿me quiere, no me quiere?” entró en desuso luego de que la empresa estadounidense Life Innovations Inc. lanzara al mercado el programa de computación Enrich/Prepare, que garantiza si un matrimonio goza o no de buena salud tras cruzar las respuestas ofrecidas por los miembros de la pareja en áreas críticas como lo son sexo, dinero, hijos, tiempo libre y, por supuesto, amigos. Sus creadores afirman que el software predice hasta el 85% de los divorcios.
No obstante, mientras respondía el test (hoy tengo cita con mi abogado) advertí la ausencia de preguntas cruciales, las cuales planteo en las siguientes líneas para una mayor confianza en los resultados. Así que tome un lápiz y sea sincero: si predominan los “No”, alégrese porque su matrimonio va viento en popa. En caso de que sobren los “Sí”, empaque sus maletas y en cuanto él o ella se duerma esta noche, huya de esa relación sin porvenir.
  • ¿Sufre usted de alergia a las picadas de abeja pero su pareja insiste en que estudie Apicultura? Sí_ No_
  • Cuando escucha que alguien grita en la calle “¡miserable!” o “¡infeliz!” ¿usted voltea porque cree que es su pareja quien llama? Sí_ No_
  • ¿Su marido o esposa suele presentarlo/a en público como: “Mi peor es nada”? Sí_ No_
  • ¿Su cónyuge acostumbra ponerle una bolsa en la cara cada vez que tienen relaciones íntimas? Sí_ No_
  • Si encuentra pornografía en la computadora de su marido ¿imprime el material para mostrárselo a la madre del depravado y que la doña vea la joyita que tiene por hijo? Sí_ No_
  • Cuando sospecha que su pareja llegará de mal humor a casa ¿usted se autoadministra cloroformo, éter, atropina u otro género de anestesia destinada a disminuir la sensibilidad ante el dolor? Sí_ No_
  • ¿Ha sorprendido a su esposo probándose en el baño tacones, zarcillos y pelucas? Sí_ No_
  • ¿Su marido ha llegado a la cocina con un bebé entre los brazos más otro carricito de 5 u 8 años de edad, y le ha dicho: “mi amor, te presento a mis hijos”? Sí_ No_
  • ¿Su compañero/a suele asistir a reuniones que involucran a personas danzando desnudas mientras aúllan alrededor de una fogata en El Ávila durante las noches de luna llena? Sí_ No_
  • ¿Su esposa tiende a fingir el orgasmo cada vez que ella hace el amor… con el vecino? Sí_ No_
  • ¿Su pareja lo invita todos los años a participar en El Encierro de San Fermín, España, ese evento donde un toro persigue a un gentío por una callecita angosta? Sí_ No_
  • Y, en definitiva, cuando usted le pregunta a su pareja si lo o la ama ¿él o ella levanta el dedo índice de la mano derecha y lo mueve en sentido horizontal al mismo tiempo que sacude con energía la cabeza en dirección este-oeste por espacio de minuto y medio? Sí_ No _

miércoles, mayo 16

Mi licuadora inteligente

El vendedor me advirtió que se trataba de una licuadora inteligente, pero nunca sospeché que lo fuera tanto. La bicha calcula la longitud de la hipotenusa de un triángulo mientras mezcla un batido de níspero o, cuando espuma un Toddy, descifra el género al que pertenecen los ángeles, asuntos bastante obvios para los artefactos de última generación.
Peroles antes brutísimos ahora derrochan sabiduría. Las arroceras inteligentes se apagan solas si el grano está cocido, o hay ropa que es una lumbrera y, en respuesta a sensores ocultos a la altura de las axilas, despide en el momento preciso una ráfaga de desodorante con esencia herbal. Pero mi licuadora inteligente se pasa de maraca.
Asiste a los festivales de cine en lengua extranjera, y los domingos (toda licuadora inteligente es progresista y no trabaja los domingos) acostumbra irse hacia los lados del Ateneo a disfrutar de las exposiciones o a escribir sobre el césped (para ella no hay grama sino césped) poemas electrizantes.
Lo malo es que ya empieza a restregarme en la cara mi ignorancia. Anoche, a su regreso de la Quinta Anauco, advirtió que yo veía en la tele una peliculita de Jackie Chan. Sentí su desprecio, ese aire de superioridad que irradian los electrodomésticos cultos cuando llegan del museo.
Sospecho que se burla de mis opiniones políticas, de mi torpeza para el romance y hasta de como visto. Por eso ahora escribo rápido y breve, antes de que mi licuadora inteligente acabe de batir carboximetil celulosa con ácido ascórbico ("Fresca Chicha" le suena feo) y se ponga a leer sobre mis hombros estas líneas con ese silencio tan suyo cuando no aprueba una metáfora.

martes, mayo 8

Adictos al trabajo

Insto a las autoridades sanitarias a combatir un problema de salud pública presente en muchos centros laborales: la adicción al trabajo, escalofriante patología que consiste en bregar más de la cuenta mientras el resto de la nómina disfruta armando complejas figuras con clips, toma hora y media para fumarse un cigarrillo junto a la mesa del café, mira los pajaritos que pasan por la ventana y demás derechos alcanzados tras siglos de dura lucha sindical.
Como ocurre con toda adicción, dicho trastorno deja a su paso un reguero de víctimas ¿Quiénes son las primeras víctimas de la adicción al trabajo? Pues los otros trabajadores, bruscamente relegados de cualquier oportunidad de ascenso por la abeja obrera. Y es que nadie puede seguirle el trote a alguien que no sabe lo que es un reposo médico y los domingos se instala en la oficina para adelantar las tareas de la semana próxima. Todo esto bajo la mirada radiante del jefe, que por primera vez en la historia una enfermedad responde al más negrero de los sueños empresariales.
Ahora advierto que las pruebas psicotécnicas formuladas por la gente de Recursos Humanos persiguen, sí, detectar locos. Pero para contratarlos: “Cuando usted le está haciendo el amor a su mujer piensa en: A) Los senos de su mujer. B) Que a la fotocopiadora se le acabó el papel extraoficio. C) Que además de papel hay que pedir toner”. Quien responda la opción A, tendrá que seguir pateando la calle con el currículo bajo el brazo.
El punto debe de ser incorporado de urgencia al concierto de las batallas gremiales. Si los adictos al trabajo siguen llegando a su puesto media hora antes y marchándose dos horas después de lo debido, los patronos querrán establecer el horario laboral de 4 de la mañana a 11 de la noche, y reducir a 5 minutos la hora de almuerzo. De allí que combatir este trastorno es asunto que compete a los lanzadores de liguitas y demás empleados mentalmente saludables.
Si usted identifica en la empresa a un adicto al trabajo, tome la medida higiénica básica: no lo toque (aún no se sabe si el mal es contagioso) mientras le enseña a jugar en la computadora Solitario y Buscaminas. Inícielo en el fascinante mundo de chatear por Messenger, y no olvide colocarle debajo del escritorio unos cojines que lo animen a echar un camarón a la hora del burro.
Si el sujeto no se recupera, es que amerita de tratamiento especializado. No queda más remedio que llevar al paciente a una ronda por los bingos y los bares de los alrededores, notables centros de desintoxicación para los trabajadores compulsivos; o -con la ayuda de compañeros sensibilizados- aplique electroshock con cables pelados de PlayStation más inhalaciones farmacológicas de esmalte de uñas.
La terapia se considerará un éxito sólo cuando, en la próxima navidad, el juego del amigo secreto incluya al nuevo y glorioso militante.

miércoles, mayo 2

Charla entre mitómanos

- ¿Compadre, por qué llega a esta hora?
- Si le cuento lo que me pasó no me va a creer.
- ¿No me diga que otra lluvia de meteoritos le volvió a aporrear el capó del carro?
- No, chico, peor: de nuevo la Shakira montándome guardia frente a la casa para irnos a tomar una frías y recordar viejos tiempos. Me confesó que está muy desencantada con su actual novio. Pa´ mí que quiere que volvamos; pero ya usted sabe que yo cuando digo no es no.
- Lo mismo me pasa con Paulina ¡Qué mujer más necia! E interesada. Últimamente me anda buscando como palito e´ romero para que le dé un papel en la segunda parte de ET que estoy dirigiendo a cuatro manos con Steven Spielberg
- ¿Usted también está dirigiendo una película con Steven? ¿Verdad que Steven es tronco e´ jodedor?
- Lo malo es que cuando se vuelve leña se pone perreroso y hay que mandarlo en taxi a su casa ¿Y sus cosas cómo andan, la familia?
- Le cuento que la semana pasada descubrí que soy descendiente directo de Bolívar. Precisamente, ahorita voy a hablar con mi abogado para ver si me toca algún dividendo de esa gesta libertaria por cinco naciones. De resto, igual, con la mujer en casa, mansita como siempre. Hoy llego tarde y seguro me espera hasta la madrugada con la comida en la mesa.
- Le da las gracias a su mujer por el tratamiento que me recomendó el otro día contra los dolores lumbares. Luego de ese par de sesiones de aromaterapia y de flores de Bach, quedé como nuevo.
- ¿En serio?
- Palabra de bebé probeta.
- Está entonces como una uva para la Copa América. Esa Vinotinto va a ser un tiro al piso.
- ¡Y de ahí pa´l Mundial Sudáfrica 2010! Le adelanto que pienso ver los juegos desde el espacio sideral porque para esa fecha he apartado un tourcito intergaláctico de esos que organiza la NASA para grupos familiares.
- No olvide llevarse ropa ligera para cuando pase cerca del astro rey. Por allá hace un calorón del carajo. Bueno, pero lo dejo porque tengo que pasar por donde Bill a reclamarle los reales que me debe de un sam. Ese tipo sí es mala paga. Pero si hoy no se baja de la mula, le embargo Microsoft.
- Yo también tengo que despedirme porque acaban de informarme que lo del desabastecimiento es pura cotorra y que al Mercado de Quinta Crespo llegó una buena carga de sardinas frescas.
- ¿Sardinas en Quinta Crespo? ¿Usted como que me vio a mí cara e´ bolsa, ah, compadre? ¡No sea embustero!