viernes, agosto 25
El gen de la semana
Bastante tarde llega el anuncio del científico James Watson, lumbrera cuya participación en el descubrimiento de la estructura del ADN le valió el Nobel de Medicina de 1962, y para quien la estupidez es un quebranto genético que algún día podrá evitarse. Y lo viene a decir ahora, luego de los resultados comiciales de 1998, tras Jean Carlos Simancas incurrir en el vandalismo de cantar rancheras en Sábado Sensacional, o quien suscribe estas líneas llevar a cuestas un nutrido puñado de crónicas más varios años de matrimonio.
Cada mañana al abrir el periódico nos topamos con estupendos avances en el campo de la ingeniería genética –el gen asociado a la dislexia más el de ciertas atrofias musculares, como episodios recientes- cuya utilidad será de gran beneficio para nuestros nietos, lo que a mí me genera envidia prospectiva. Y es que muchos ansiamos que los científicos aceleren el paso y resuelvan alivios genéticos de los que podamos disfrutar quienes andamos vivos. Sería extraordinario sintonizar el noticiero y que Jaime Suárez nos regocije con el reporte sobre un sabio finlandés que logró la manipulación genética que libera a los enguayabados de los embates del desamor, o el inminente descubrimiento del cromosoma de la bancarrota y, por supuesto, su cura.
Casi saboreo la noticia: “Reuters, Agosto 25.- Científicos de Instituto Karolinska, Suecia, anunciaron hoy en la revista Sciencie el descubrimiento del gen asociado a la entrepitura de las suegras. Este gen, el HMA-H, codifica las funciones de la membrana celular encargada de mutar a las madres políticas en organismos sumamente averiguadores e inoportunos. Las alteraciones del HMA-H ocurren en la posición 282 de la cadena polipeptídica, para lo que se experimenta en gorilas hembras la proteína cuya inoculación podría convertir a la suegra más obcecada en una mansa corderita”. Y ni hablar de lo urgente del gen que priva para que ciertos taxistas actúen como energúmenos al volante, la secuencia de ADN responsable de que algunos compañeros de oficina batan laboriosamente sus mandíbulas en aras del comadreo, o el encuentro del cromosoma que inhibe a los políticos, una vez elegidos, de cumplir sus promesas.
Una novedad alienta mis aspiraciones. Científicos del Duke University Medical Center aseguran haber descubierto el gen (denominado "callipyge", que en griego significa "hermoso culo") responsable de que la grasa se acumule en el área donde concluye la espalda y empieza el pudor, ocasionando que unos traseros sean más prominentes que otros. El hallazgo, se afirma, rendirá sus frutos a corto plazo y el día cuando este logro pueda combinarse con la manipulación del gen de la estupidez estudiado por Watson, el mundo será menos imperfecto ante un mayor número de gobernantes a los que no les pese el culo para emprender lo que corresponda.
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1 comentario:
Bien chevere la cosa.Y es verdad, todos las semanas descubren un gen nuevo, jajajaja
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