Ya perdí la
cuenta de las mujeres que me he levantado a las puertas del abasto ¿Mi truco?
Cargar con gallardía el botellón de agua. “Guapo… ¿y a dónde te diriges con ese
botellón de policarbonato retornable?”, me cortan el paso desde jovencitas
hasta señoras de la tercera edad cuando voy con el envase parapetado sobre una
de mis clavículas, tarea que sin duda evoca en un recodo del alma femenina la
imagen ancestral del macho camino a la cueva con un trozo de mamut sobre los
hombros para proveer de sustento a los suyos.
Y es que el manejo
público de dicho artículo revela rasgos de carácter muy apreciados por las
damas. En primer lugar, el sentido de la responsabilidad, que transportar tan
pesado mamotreto es garantía de mansedumbre y cumplimiento del deber. También, confirma
la posesión de vitalidad y salud con mayor contundencia que una tanda de
anaeróbicos en el gimnasio (ningún debilucho ni aquejado por hernias discales soporta
5,1 galones del preciado líquido sobre el lomo. Y que quede claro: 5,1 galones,
no la irrisoria presentación de agua mineral de 5 litros, apropiada para
enclenques y pusilánimes). Las muchachas en edad casadera saben esto, y deducen
que quien pueda con un botellón de agua logrará la romántica hazaña de alzarlas
en peso para cruzar el umbral de la casa al regreso de la luna de miel.
Otro atributo
es la destreza manual en compañía de la paciencia, cualidades ineludibles al
momento de destapar el botellón. Ni desactivar una ojiva nuclear demanda tanta
pericia. Cualquier recurso es válido para conseguir la victoria en esta pelea
cuerpo a cuerpo, desde un cuchillo de sierrita, alicates, o la efectiva
maniobra de caerle a mordiscos a la tapa.
Así que no se excuse
con que llegó cansado del trabajo y asuma el rol que, desde las clásicas
tinajas de la época independentista, la historia le reserva:
- La tinaja está
vacía –sin duda recibió más de una vez Manuelita Sáenz al Padre de la Patria cuando éste aún no
terminaba de bajar de Palomo.
- Mi vida,
estoy cansadísimo. Vengo de atravesar el páramo de Los Andes y todavía me
quedan cuatro naciones más por libertar.
- Déjate de evasivas
y te me vas ahorita mismo al pozo a llenarme la tinaja.
Los incautos
delegan en terceros la delicada tarea de conducir el botellón hasta la cocina
¡Cuánta inocencia! Si las películas y series de TV señalan a los jardineros
como culpables de que muchas esposas de habla inglesa incurran en la
infidelidad, la versión criolla sería el muchacho del botellón. Porque la paciencia
femenina abarca muchas áreas, menos ver el botellón vacío por más de un día. Si,
por el contrario, usted desea romper con su pareja, deje que las arañas tejan
la coartada sobre la boca de estos recipientes.
De allí que cuando
vea en la calle a una dama que arrastra sus pies, fatigada bajo el peso de un
botellón, puede usted jurar que esa mujer lleva el corazón roto.
10 comentarios:
Jajaja... DIOS CASTORR!!! No paro de rier con este blog. Además, también nos enseña sobre la cultura popular venezolana =P Por tu culpa ahora soy UNA ADICTA CRONICAS!!! Genial como siempre. Gurr bays
Amigo Cástor,
sólo un genio inmarcesible como el suyo podría haber hecho del "botellón" el protagonista de una crónica tan divertida y exquisita. Qué te puedo decir que no te haya dicho antes. ¡Qué grandeza hermano! Por favor, sigue escribiendo
Un abrazo
Manuelita Sáenz!!! Diossss tenía añísimos sin oir ese nombre.
Castor eres ESPECTACULAR. Que talento !
Un abrazo desde el exilio.
Y mira, será que vienes a ayudarme con el botellon? Jajjajaaaa.
Cástor te pasastee....casi me orino leyendo esto!!!!
Gracias por poner tu talento a disposición de todos los que te visitamos!
saludos! ;)
¿Y qué me dices de ese otro reto masculino representado por las bombonas de gas? Hasta es más delicado, porque una colocación inadecuada del repuesto y ¡buuummmm!
A mi esposo no necesito recordarle que debe recargar el bebedero con el dichoso botellón ,cual gacela solitaria lo hace cada vez que es necesario y sin chistar , una verdadera joyita... pero es sólo mío... míooooo
Lo que no me cuadra mucho es lo de ponerle cachos al marido con el hombre del botellón ¿o será que a mi casa le tocaron los feos?
Opino como Maléfica... será que en mi casa tocaron los feos?
Lo publican hoy 11 de Noviembre en la revista Dominical y me vuelvo a reir. El truquito de llevar con aspecto varonil la botellita genera mucho mas que carcajadas.
Que no cese el botellon.
Saludos
Jajaja, mi esposo ni siquiera lo carga lo hace rodar por el piso porque si lo alza le da lumbago
Publicar un comentario