miércoles, octubre 12

Echonear con elegancia

Ni muy locuaz que pase por fanfarrón, ni tan reservado que nadie se entere de que usted es un genio: publicitar las conquistas y/o atributos personales amerita tejer delicadamente los hilos del automercadeo para no hundir los pies en el barro de la falsa modestia, pero tampoco resbalar en el limo de la pedantería. Con el fin de alcanzar el apetecido punto medio, hoy traemos unos truquitos tras los cuales el mundo entero conocerá sus logros pero “casualmente”, como quien no quiere la cosa; así que tome lápiz y papel y manos a esa obra que es labrarse con humildad una reputación fulgurante:

Que lo muerda un caimán

¿Desea difundir su condición de trotamundos pero la audiencia exhibe signos de aburrimiento apenas usted abre el álbum con las fotos de viaje? Nada mejor que esparcir por la casa y plantar sobre el CPU de la oficina réplicas en miniatura de la Torre Eiffel, pegar la elocuente calcomanía de “I (corazoncito) NY” en el vidrio trasero del auto, y -un recurso extremo pero de gran eficacia- dejarse morder por un león africano o un tiburón del Océano Pacífico, cerciorándose de que el ataque deje una cicatriz en un lugar visible de su cuerpo de manera que cuando algún imprudente pregunte qué le pasó, usted se explaye a narrar la odisea.

Cargue con su progenitora
Los años de práctica han convertido a nuestra santa madre en una fervorosa relacionista pública; el truco está en llevarla con nosotros a aquellos lugares donde queramos que deslumbre la gloria personal. Eso sí, en medio del zalamero discurso materno, hemos de intervenir con la sonrojada frase: “madre, por favor… me estás avergonzando”.

Devotos online
Reproducir en Twitter los mensajes halagadores es una muy gruesa estrategia promocional, por lo que se sugiere el método de solicitar que sigan -el maravilloso #FF- a los usuarios que hablan maravillas nuestras de modo que los nuevos seguidores de esa persona reciban próximamente los primorosos comentarios que nos ensalzan.

El intelectual enigmático
Está demodé incorporar citas de autores japoneses o el manoseado “cogito, ergo sum” en el transcurso de una conversación con el fin de exponer una amplia cultura: hoy la tendencia es la maniobra inversa consistente en permanecer callado en una esquina del salón, negándose a participar en la charla de modo que los presentes sospechen tras el muro de silencio una sabiduría infinita.

El mail distraído

Si la pretensión es difundir que se está muy bien relacionado, la táctica es enviar un correo electrónico (digamos que para dar a conocer su nuevo número de móvil) a una lista abierta en la que se identifique a cada uno de los descollantes destinatarios. Luego, usted deberá disculparse por el “desliz”, pero ya el objetivo estará consumado.

Pavonee su “miseria”
Alardear de las riquezas es un atrevimiento que traerá como secuelas el acecho del hampa, de acreedores y de no pocos expropiadores, por lo que la modalidad dominante radica en fingir pobreza y presumir que se está comiendo un cable; maniobra con la que usted se verá impedido de lucir sus joyas y demás bienes materiales, pero que trae como sana recompensa seguir conservándolas.

Ilustración: Irene Pizzolante irenepizzolante@gmail.com http://irenepizzolante.com

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